SU ABUELO, MANUEL GAMIO, SE CONSIDERA EL PADRE DE LA ANTROPOLOGÍA EN MÉXICO
Es heredera de un amor profundo y sincero por México y por su ciudad capital. A través de los años se fue involucrando en una de las profesiones con mayor sensibilidad y compromiso. El cronista es un heredero no solo de la memoria colectiva, sino es un comunicador especializado en enamorar a quien busca entender algo más de la vida en los lugares y las personas. Su especial interés en el Centro Histórico es herencia de su abuelo y su padre quienes sembraron en ella la fascinación por la cultura de aquellos que pasaron por ahí.
Su abuelo, Manuel Gamio, se considera el padre de la antropología en México, fue él quien le ayudó a descubrir el Centro Histórico cuando era niña. En 1914 fue el primero en decir en dónde estaba localizado el Templo Mayor, porque hasta ese momento se pensaba que estaba bajo la Catedral.
“Cuando se demolió una casa en la calle de Argentina lo llamaron porque había estudiado los códices en donde aparecía dibujado el Templo Mayor y fue claro en declarar que ahí estaba enterrado. Luego trabajó en Cuicuilco y Teotihuacán”.
Para Ángeles era un abuelo de cuento de hadas ya que siempre traía las bolsas llenas de dulces, los cuales regalaba a sus nietos:
“Además contaba unas historias buenísimas. Como yo era la nieta mayor entre las mujeres era la consentida, cuando él murió me dolió muchísimo y a partir de entonces empecé a leer sus libros. Ahí fue cuando descubrí que las cosas que me platicaba eran las aventuras que había vivido cuando trabajó en Teotihuacán, cuando estuvo en la selva veracruzana”.
Cuando caminaba con él en el Centro Histórico le platicaba a Ángeles sobre la ciudad que había debajo, como el tzompantli, o el palacio de Tezcaltlipoca. Eso hacía volar su imaginación.
“Por su parte mi papá era cronista de sociales, y firmaba como el Duque de Otranto, él me platicaba de las familias que habían vivido en los palacios virreinales. El haber conocido esas historias de la Ciudad de México fue muy enriquecedor”.
Ella estudió Derecho más por obligación, porque su padre también lo había estudiado. “Soy cronista más por accidente, porque no sabía que eso existía. Trabajé de pasante de abogada un tiempo y luego me invitaron a coordinar el área de publicaciones en el Consejo del Centro Histórico, en un lugar divino, el Palacio de los Condes de Heras Soto”.
En ese tiempo el Centro Histórico estaba lleno de ambulantes, las casas estaban muy deterioradas y en general su descuido había alejado a la gente de sus calles.
“El Centro Histórico de la Ciudad de México fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1987 y aún así estaba muy descuidado. Por ello fue que se hizo un ambicioso plan de restauración que logró un rescate exitoso”.
La Historia de una Cronista
Ángeles llevaba muchos años escribiendo para la revista Expansión y en algún momento tuvo la oportunidad de platicar con el director del periódico unomásuno para proponerle escribir crónicas sobre la Ciudad de México. “En 1992 Carlos Payán me invitó a colaborar en La Jornada y desde entonces publico una crónica todos los domingos”.
Después Óscar Espinosa Villarreal la invitó a colaborar en el Consejo de la Crónica de la Ciudad de México, que se había fundado en 1982 en lo que habían sido las capillas franciscanas de de las calles de San Juan de Letrán y República de Uruguay.
“Me encargué de organizar una librería con las publicaciones que sacaban la UNAM, el Instituto Mora, el Colegio Nacional, y tenía una sección sobre la Ciudad de México. Además junté a los cronistas de las delegaciones, de los pueblos, que son los verdaderos cronistas de la Ciudad”.
De lo que se dio cuenta es que había muchos cronistas por una gran realidad, la Ciudad de México es la ciudad de ciudades.
“Organicé una comida para todos en donde les dije que el Consejo de la Crónica era su casa, además les propuse hacer consejos de cronistas delegacionales. Cuando fue jefe de gobierno Cuauhtémoc Cárdenas, nos dio a cada cronista un nombramiento honorífico. Desafortunadamente cuando llegó Marcelo Ebrad cerraron el Consejo, aunque ya existía una Asociación de Cronistas que todavía se sigue reuniendo”.
Actualmente tiene un programa en Canal Once, Crónicas y relatos de México, en donde da cuenta de los oficios, usos, costumbres y métodos de trabajo que se preservan en algunos barrios. Recibió la presea Benito Juárez que otorga la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística en 1995 y recibió la Medalla al mérito que otorga el Festival de la Ciudad de México en el Centro Histórico en 2009.
Fuente: https://lideresmexicanos.com/entrevistas/ciudad-ciudades-angeles-gonzalez-gamio/