POR FRANCISCO RIVERO, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES)
“La Alcarria es un hermoso país al que la gente no le da la gana ir” CELA AL DOCTOR MARAÑÓN
He tenido la suerte de conocer a lo largo de mi ya dilatada vida a don Camilo José Cela. En diversas ocasiones hablé con él en su casa de Palma de Mallorca y también en su recorrido por Extremadura, con la famosa choferesa negra. He vuelto a recordar nuestras conversaciones a lo largo de mi viaje por la Alcarria tras ser invitado por la Asociación de Empresarios de Guadalajara.
Fue un viaje corto, de sólo dos días, pero muy intensos en contenidos y visitas, amén como el gusto de conocer la gastronomía del lugar. Paso del monumental Cifuentes a Trillo, donde desde la carretera aprecio hay un gran contraste entre las dos Tetas de Viana, montículos naturales, enfrentados a las dos tetas modernas de la central nuclear.
Conocer Trillo de la mano de su joven alcalde Francisco Moreno o la maravillosa iglesia de la sabiduría y buen hacer artesanal de su párroco don Santiago y posteriormente trasladarse hasta la fría Pastrana, donde el viajero pasó una noche pelona con menos 4 grados en un chiquito, pero encantador hotel Palaterna, donde nos recibió la joven y guapa Cristina.
Palaterna es el antiguo nombre del castro ibérico de Pastrana. Una cena en el restaurante «El Cenador de las Monjas» puso fin a un larguísimo camino que para algunos había comenzado a las ocho de la mañana en el Palacio del Infantado de la capital de la provincia. Este restaurante forma parte del convento carmelitano fundado pro Santa Teresa, y donde aún viven las monjas. Ofrece una cocina entre moderna y clásica, con singulares sabores.
La segunda jornada comenzó en una mañana soleada, parta ver, como Cela, la ciudad. «Y me di cuenta que era una gran ciudad medieval”, escribe el maestro. Y visité el grandioso y espectacular – pero no por ello armonioso por la conjugación entre lo clasicidad y modernez, del Palacio de la Princesa de Éboli, o de los Duques
de Pastrana.
LA VILLA VISIGÓTICA DE RECÓPOLIS
Me causó un gran impacto la visita de Recópolis esa maravillosa ciudad visigótica, verdadero libro abierto de los tiempos medievales de nuestra España, si especialmente lo enseña el arqueólogo Lauro Olmo, hijo del escritor y dramaturgo del mismo nombre, fallecido en 1994 y autor de «La pechuga de la sardina», al cual tuve el gusto de entrevistar en mis tiempos mozos mallorquines. Pues decía que tras la visita del centro de interpretación de Recópolis, invitado por su directora Laura Gómez, se recorrió de manera esplendorosa y tranquila las viejas ruinas del lugar. ¡Oiga, muy recomendable!. Hagamos turismo cultura en vivo y en directo. Un alto lugar donde se domina en las cercanías el castillo y la villa medieval de Zorita de los Canes.
Fuente: APETEX – Enero de 2008