POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Dicen que los políticos se desayunan un sapo cada mañana, pero en esta sociedad tan intervenida, cuando la clase dirigente es pusilánime y no prioriza el bien común, quien ha de tragarse un sapo cada mañana, o una andarica viva, somos los administrados. Tras las votaciones del pasado 28 de abril y la incapacidad de los líderes a coaligarse, hoy mucha gente de izquierda bascula a la derecha; según novísimos sociólogos, la ciudadanía se vuelve conservadora ante la incertidumbre y a la hora de elegir entre seguridad, igualdad o libertad prefiere lo primero y cambia su voto, ayer muy progresista, por uno muy conservador, como quien pretende limpiar con tinta de calamar una mancha de tomate. Esto me trae a “Los Buddenbrook”, de Thomas Mann, cuando en el cap. 1º, 8ª parte, Christian cuenta la historia de un hombre que dormido se traga un ratón, acude al médico y éste le recomienda que se trague un gato.
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