POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Cuéntase que Augusto, emperador de Roma, fue invitado a comer a casa del patricio romano Romilio Polión cuya edad superaba los cien años. Preguntole el emperador cuál era el secreto de su longevidad en plenitud de facultades, a lo que contestó el anfitrión: «Mulsum opor dentro y aceites por fuera».
El MULSUM era una bebida elaborada a base de miel hervida y mezclada con vinos de gran calidad, como el Falerno Opimiano, llamado así por corresponder a la excelente cosecha del año 121 a.d.C., época en la que Opimio era cónsul.
Otros ilustres romanos en vez de Mulsum preferían el MELLITITES, elaborado a base de mosto de uva y miel.
Se dice que era alimento y medicina reconstituyente cuando se consumía acompañado con pan.
Antes de la Roma clásica ye tenemos noticias acerca de las excelencias de la miel y de la leche.
En el libro bíblico del Exodo, cuando Yahvé se presenta a Moisés para anunciarle el fin de la esclavitud de los judíos en Egipto, le promete llevarlos a «una tierra fértil y espaciosa, una tierra que mana leche y miel».
Tal fue el recuerdo de esta promesa divina, relacionada con una vida nueva en tierra de promisión, que la Iglesia Primitiva, en sus cultos, ofrecía a los fieles una mezcla de LECHE Y MIEL como símbolo de nueva vida basada en la resurrección de Jesús de Nazaret.
¿Y qué les voy a contar de las nueces si al nogal (en Asturias «la nozal» o «el nozal») los científicos lo denominan Juglans regia L indicando, así, su carácter de árbol de frutos para mesas de reyes?
Dioscórides y su traductor en España Andrés de Laguna, médico de Carlos I, nos hablan del poder médico de la mezcla de miel y nueces advirtiendo, ¡qué curioso!, que si se añaden cebolla y sal es muy útil para curar mordeduras de perros Y DE HOMBRES.
Bueno, bueno, bueno… Pues ya contamos con tres ingredientes «celestiales o divinos» para nuestra receta de hoy: LECHE, MIEL Y NUECES, que tal como les voy a contar son base de un postre riquísimo que en algunos pueblos llaman el POSTRE DEL ABUELO.
Vamos a utilizar cuajada de leche, miel y nueces de Asturias.
La cuajada de leche, «cuayá», «llechi presa» o como la quieran llamar puede hacerse en casa dejando que cuaje por sí sola la leche entera de vaca y después eliminarle parte del suero. También puede comprarse, ya elaborada, en tiendas de alimentación que ofrezcan productos lácteos.
O elaborarla de este modo: Disuelvan en un litro de agua, a 60º C, 250 g de leche desnatada en polvo. Añadan una cucharada de cuajo líquido, mezclen bien, distribuyan la mezcla en cuencos adecuados y dejen cuajar en frigorífico.
Para servir a los comensales, bañen la cuajada con miel (al gusto de cada cual: brezo, eucalipto, azahar, milflores…) y distribuyan por encima nueces tostadas al horno y «trituradas» groseramente.
Y si están en compañía de la persona amada, amplíen el refrán que titula este comentario: CUAJADA, MIEL Y NUECES, Y AMOR MIL VECES.