El historiador y escritor conquense Miguel Romero es desde el viernes cronista oficial de Cuenca, tomando así el relevo en el cargo al periodista y escritor Raúl Torres, que pasa a ser cronista honorífico de Cuenca tras solicitar formalmente al Ayuntamiento el dejar de desempeñar estas funciones debido a su avanzada edad.
¿Qué supone para usted ser nombrado cronista oficial?
Supone un motivo tremendo de satisfacción y orgullo. Quisiera agradecer al pleno del Consistorio la designación. Tanto a los miembros del equipo de Gobierno, por realizarla, como a los de la oposición, por apoyarla.
Me siento orgulloso porque para mí supone un reconocimiento al trabajo que he venido realizando de forma desinteresada desde hace muchos años. Y es que, muchas de las funciones que he hecho, como las de vivir con intensidad las tradiciones de la ciudad o contribuir a la gestión cultural de la misma, son propias de este cargo. Puede que haya mucha más gente como yo que lo ha hecho. Pero yo me he volcado y me seguiré volcando con Cuenca. Y, si cabe, ahora lo haré con más ilusión.
¿Qué le supone el hecho de que su antecesor, Raúl Torres, le propusiera a usted y no a otro?
Estoy especialmente agradecido a Raúl Torres. Para mí significa mucho que una persona como él, que ha hecho un gran trabajo en este cargo, se fije en mí para desempeñarlo. Podría haber propuesto a otras personas, pero pensó que debería ser yo, por lo que le estaré eternamente agradecido.
¿Qué funciones tiene un cronista oficial?
No las puedo enumerar todas de memoria, pero entre ellas están las de velar por las tradiciones de la ciudad e implicarse en ellas en la medida de lo posible -cosa que yo siempre he hecho-; colaborar con el Ayuntamiento asesorándolo sobre cuestiones como el callejero, el patrimonio o cualquier otra; realizar estudios históricos; elaborar crónicas periódicas sobre los acontecimientos que tienen lugar en Cuenca; fomentar los acuerdos y colaboraciones con otras ciudades -algo fundamental en una ciudad Patrimonio de la Humanidad como es nuestro caso-; preservar el patrimonio cultural y artístico, etcétera. Como se puede ver, un cronista tiene muchas funciones y responsabilidades, muchas de las cuales ya he desempeñado durante estos años, en los que he participado en la coordinación de la cabalgata de Reyes, en la organización del programa Cuenca Histórica o en el hermanamiento con la ciudad de Plasencia.
El acuerdo fue tomado ayer en pleno por unanimidad. ¿Qué cree que han valorado de su persona para designarlo?
Han valorado tanto mi currículum como la vinculación que he tenido con las fiestas y tradiciones de Cuenca. En mi caso, esta participación ha sido tanto con la Semana Santa como con San Mateo o San Julián, como pregonero en todas ellas y como coordinador del dossier para que las fiestas de la vaquilla sean declaradas de interés turístico nacional. A mí me ha llegado especialmente que se destacara en el pleno la voluntad de estar siempre dispuesto a colaborar en lo que se me ha pedido, y hacerlo de una forma generosa.
Usted, con un perfil de historiador, sustituye en el puesto a una persona con un perfil de periodista. ¿Cómo cree que repercutirá este hecho en el desempeño de sus funciones?
Raúl Torres y yo tenemos perfiles similares porque, aunque yo no sea periodista, siempre he colaborado con los medios de comunicación. Cada vez que una televisión nacional ha venido a Cuenca a realizar algún reportaje, ha contado con mi ayuda a la hora de darles a conocer la ciudad o asesorarles. Por otro lado, mis conocimientos históricos me permitirán profundizar más en aquellos cometidos del cronista que tengan que ver con la investigación histórica y el asesoramiento sobre temas patrimoniales. Raúl ha desempeñado un papel muy importante volcándose más en la faceta de escritor. Yo intentaré seguir sus pasos volcándome en aquello en lo que estoy más capacitado por mis estudios.
¿Cómo compatibilizará sus funciones de cronista oficial de Cuenca con las de cronista de la villa de Cañete?
Son cargos distintos. El cargo como cronista de Cañete es un reconocimiento que se me concedió en un momento determinado por ser la única persona que había investigado sobre la historia de este municipio conquense y haber contribuido al germen de la fiesta de la Alvarada. Actualmente, prácticamente no ejerzo ninguna función como cronista en dicho pueblo. El cargo de cronista oficial de una ciudad tiene una mayor carga de representatividad institucional y de trabajo.
Fuente: http://www.latribunadecuenca.es/ – Manuel Pérez