POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
El domingo, en mi coche, no pude esquivar las emisoras futboleras y, antes de apagar la radio y optar por el silencio en directo, escuché a uno de tantos locutores exultantes narrar una alineación con ese énfasis de quien anuncia la llegada del Mesías. Antes recitábamos el once inicial con sus pausas: portero, tres defensas, dos medios y cinco delanteros; no hacía falta decir cuáles eran sus puestos de trabajo porque se deducía del orden de presentación. Pues bien, el extasiado radiofonista que digo, además del nombre de los balompedistas, añadía el complemento circunstancial de lugar y de modo, y así escuché: “enganche”, “doble pivote”, “volante de contención”, “segunda punta”, “falso extremo”, “referencia ofensiva”… Apagué la radio y me quedé sin saber si al gol se sigue llamando gol; a lo mejor le dicen garleo, avante, crisol o, ya que nos ponemos trascendentes, “¡Milagrol!”.
Fuente: http://www.lne.es/