POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Escribo esto el domingo tempranín y me largo a la playa a ver si tengo suerte, sale el sol y templa el mar, u orbaya guapamente. Entretanto, aguardo el milagro del Oviedo, a dos puntos de la promoción a primera y a dos mil del ascenso; el milagro del Sporting, esta temporada o la siguiente, y un milagro con Alonso, aunque siempre nos quedará Indianápolis. En Eurovisión nos representó un gallo, confío en que Francia no impugne nuestro último puesto y nos descalifiquen. Ojalá, con la ayuda de la Virgen del Rocío y la Santina, Susana Díaz hilvane los rotos de su partido, en puestos de descenso directo. Milagrosa puede considerarse la consolidación de España, a golpe de talón, con dinero que no tenemos; me conformaría con que no se independizara Villa Magdalena. Ya digo, salgo a Bayas a esperar en pelotas un milagro, aunque cada día pongo el listón más bajo, le hago trampas a mi esperanza.
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