POR ANTONIO SANCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA).
A poco más de 5 kilómetros de Hellín se encuentra la pequeña pedanía de Minateda. Para mí, que presumo de conocer España prácticamente en su totalidad, ha sido un descubrimiento de los que dejan huella.
En este recóndito lugar encontramos desde pinturas rupestres levantinas y esquemáticas, declaradas Patrimonio ce la Humanidad, hasta un tolmo o masa rocosa donde se superpone la herencia de las distintas culturas que lo habitaron.
Un tolmo es, según la RAE, un peñasco elevado, que tiene semejanza con un gran hito o mojón. Visto desde abajo nada hace sospechar los importantes restos arqueológicos que esperan al visitante. Según comenzamos el ascenso al tolmo por la parte trasera, observamos ya los restos de la muralla ibérica, reutilizada después por los romanos y acondicionada más tarde en época visigótica.
El sitio ha estado ocupado desde la Edad del Bronce, hace unos 3.500 años, convirtiéndolo, siglos más tarde, en un importante asentamiento de época ibérica, un municipio romano, una ciudad visigoda y, por último, una notable medina de época emiral.
Los diferentes asentamientos fueron dejando las huellas de su paso, con mayor o menor intensidad, hasta finales del siglo IX o principios del siglo X d.C.
Murallas, viviendas, un conjunto religioso visigodo compuesto por varios edificios, almazaras, necrópolis y cementerios, canteras, aljibes y pozos, viviendas rupestres son algunos de los elementos descubiertos que ahora forman parte de los recorridos interpretativos.
Otros vestigios esperan a ser desenterrados para completar cada vez más el puzle de la historia de su pasado. Un largo pasado que se explica por su ubicación junto al camino natural que une la Meseta con la costa murciana. La historia de un camino que hoy nos permite contemplar UN CAMINO EN LA HISTORIA. Parque Arqueológico Tolmo de Minateda