POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Llenan Oviedo los oftalmólogos del congreso anual de la Sociedad Española de Cirugía Ocular Implanto Refractiva (¡cómo les gustan a los científicos los títulos largos!, hay títulos que por sí solos constituyen una tesis); debaten, entre otros asuntos, los perjuicios de la pantalla del ordenador, que seca el ojo al que no pestañea y, aunque en sí misma no provoca miopía, acorta la vista a quien permanece cerca muchas horas. No obstante, los miopes asturianos o residentes, entre los que me cuento, somos miopes por culpa de Asturias, de la niebla, de las montañas que interrumpen el espacio abierto, de las nubes que impiden ver las estrellas, de los eucaliptos que ocultan la mar y los valles y, en resumidas, de la ausencia de horizontes lejanos (no hay marineros gafudos). Cierto es que la importancia no reside en la cosa tanto como en la mirada, en la filosofía que hay detrás del ojo.
Fuente: http://www.lne.es/