POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
En 1965, 10 años después de «reinstaurar» en el PICU PIENZU (1.160 m sobre el nivel del mar), una de las cumbres más altas más cercanas al mar en la España peninsular, la tercera (y esperemos que definitiva) CRUZ, una conocedor y amante de esa sierra , que firma con las siglas F.E., escribió un librito titulado TRADICIÓN ASTURIANA DEL SUEVE que fue editado en Oviedo por «Artes Gráficas GROSSI».
En él, en sus páginas finales, el autor nos recuerda la fecha de 1879 cuando el rey don Alfonso XII publicó una Real Orden en la que, entre otros considerandos, se reconoce que » EL MONTE SUEVE ES PROPIEDAD DE LOS PUEBLOS QUE LO CIRCUNDAN DESDE TIEMPO INMEMORIAL y por tal motivo EL REY SE HA SERVIDO DECLARAR «EL MONTE DENOMINADO PUERTO DE SUEVE» EXENTO DE LA AMORTIZACIÓN EN CONCEPTO DE APROVECHAMIENTO COMÚN DE LOS PUEBLOS CIRCUNDANTES».
Más aún, el «anónimo autor» recreándose en la belleza de estos parajes montanos, los asimila a la promesa que Yahvé hizo a Abraham y a sus descendientes: «Surge et perambula terram in longitudine et in latitudine, quia tibi daturus sum eam».
Fue en el primer cuarto del siglo pasado cuando los lastrinos «hermanos Victorero Lucio», en cumplimiento de una promesa, erigieron una Cruz en la cima del Pienzu. Destruida por la intemperie, fue reconstruida de nuevo en 1928 y una nueva «destrucción» supuso su derribo poco después de finalizada la guerra civil 1936-1939. Y otra vez más la familia Victorero con la colaboración de Ayuntamientos limítrofes al Sueve y entidades diversas logró reinstaurar la actual Cruz, que hoy es emblema de los «comuneros» del Sueve. Sucedió esto hacia el año 1955.
Pronto surgió entre diversas parroquias colunguesas la idea de celebrar una Eucaristía a los pies de la Cruz de Pienzu -siempre en días de verano- Yo recuerdo haber asistido y «actuado» como monaguillo siendo don Emilio párroco de la Isla y don Luis, párroco en Carrandi.
Estacostumbre devota, quizá por falta de sacerdotes, se fue olvidando. Hace 14 años, por iniciativa de la Asociación colunguesa «LA HUELLA» y con el entusiasmo ilimitado del entonces párroco de Colunga, DON SEGUNDO FERNÁNDEZ ARIAS, se retomó la tradición de celebrar esa Eucaristía cada 14 de septiembre -día en que la Iglesia católica conmemora LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ- o el sábado inmediato siguiente.
Y hoy, amigos todos, LA HUELLA volvió a Pienzu y volvió, claro está, con don Segundo y su espíritu de apostolado. Llovió, ventó, hizo frío…Pero nada impidió que casi medio centenar de asistentes reflexionaran una vez más sobre lo que nos dice el Introito de esa Misa: «Nos autem gloriari opportet in Crucem Domini Nostri Jesu Christi in quo est SALUS, VITA ET RESURRECTIO NOSTRA».
Una Misa con un recuerdo especial para el sacerdote colungués DON ROBERTO PEÑA, recientemente fallecido, y para otros cinco miembros de LA HUELLA que hoy, con Roberto, gozan del descanso y de la paz en el cielo.
Y… de la Misa a la mesa. Un merecido descanso para un día de oración.
Desde «estes Histories» nos sumamos a esa celebración y felicitamos a todos los asociados a LA HUELLA.