POR DOMINGO QUIJADA, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)
La minería ha sido uno de los principales motores del desarrollo económico de Extremadura a lo largo de su historia, pero también hubo una época en que lo fue para nuestra localidad.
Estrabón y Plinio ya mencionaban al aurífero Tajo y sus afluentes, de donde se extraían las pepitas de oro lavando las arenas de esos ríos. Otros lugares desprovistos de agua contienen también el oro, aunque no se advierte en ello: caso del Sierro de Coria y el Sierro de Marifranca, no lejos de Montehermoso.
Nunca olvidaré una antigua foto de unas montehermoseñas bateando las arenas y gravas del Alagón (cerca del actual puente), en busca del apreciado metal… Conocí a mi propio y difunto tío José González (“Reata”) y sus hijos hacerlo.
Pero, al margen del oro, los romanos también se llevaron los sillares graníticos de la dehesa de Montehermoso para levantar la muralla de Coria, por su calidad.
El Estaño y el Wolframio (la famosa “golfa” que oíamos en nuestra niñez) también están presentes en el municipio, especialmente en la zona comprendida entre el arroyo de Valbuena (o Las Pizarritas, o Los Jerechales) y la actual carretera de Plasencia: Las Herrerías, El Ronquito, Las Minas, etc. La minería del wolframio vivió una situación excepcional durante la Segunda Guerra Mundial (blindajes y aleaciones para tanques y cañones), así como su aplicación en las lámparas incandescentes. La gran demanda del metal desató una actividad febril en Extremadura y otros lugares. En nuestro pueblo se trataba de explotaciones pequeñas, que cerraron a los pocos años.
Lo mismo sucedía con la Galena Argentífera (plomo con plata), de cuyos hallazgos se han publicado noticias en el siglo XVI. O de oro más recientemente: en el XIX (1825), tal vez rellenando huecos en las venas de cuarzo, o en los arroyos y río citado.
La presencia en esa demarcación es debida al metamorfismo (altas presiones y temperaturas) que sufrieron las pizarras y cuarcitas (guijarros, sobre todo) con el Plegamiento Herciniano de la Era Primaria.
Yo viví esas explotaciones en infancia, cuando íbamos a coger las aceitunas a “Los Jerechales” (“Helechales que, por cierto, no existen). Llegué a bajar con una soga a los pozos y lograr una aceptable colección de minerales, que más tarde me quitaron en la Universidad…). Un día les hablaré de la cercana fuente “Juan Martín”, pues influiría mucho en mi pasión posterior por la física y meteorología…
Regresando al tema, en el término municipal de Montehermoso se pueden distinguir tres tipos de formaciones geológicas, que son las responsables de las “minas”:
– Alineaciones de granito moscovítico situadas al norte del término (color naranja en el mapa), formando el gran batolito granítico Plasencia-Montehermoso que cruza el río Alagón. De él se desgajan los “guijarros” citados que, partiendo de “La Morisca” y sus alrededores dan nombre a un paraje del término y que se adentran en la siguiente formación, una vez que cruzan el arroyo de Aceituna y “Caozo”.
– Un área de metamorfismo de contacto, compuesta por esquistos moteados y metagrauwacas moteadas, situada al sur de la anterior. Color gris en el mapa. Da lugar a buenos suelos para olivares y viñedos.
– Y una formación de grauwacas y pizarras, que abarca el sector meridional de la anterior, incluyendo el sector oriental de la dehesa boyal. Color rosa en el mapa. En esa zona, la presencia de hierro es manifiesta, pero sin formar filones. Apta para olivo, encinas, matorral y pasto (amén de otras especies).
En la zona de contacto de las dos anteriores es donde se explotaron las minas de estaño, wolframio y galena argentífera de las que hemos hablado, pues fue donde se produjo el metamorfismo en el cuarzo y las pizarras. La señalamos de color azul.
– Formaciones recientes, terrenos de los periodos Terciarios y Cuaternarios que abundan en la vega del río Alagón. Las actuales extracciones de áridos son la mayor riqueza actual minera.