En pleno centro de la ciudad granadina de Motril, paralela al Sur de la calle Ramón Civantos, donde se encuentra el edificio del Ayuntamiento, y entre las de Victoria y Pizarro, se encuentra la calle Rodríguez Martín, dedicada en su día por el Ayuntamiento al CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD MANUEL RODRÍGUEZ MARTÍN.
Además de Cronista de su pueblo, fue Auditor de la Armada, donde cosechó una gran fama como jurista dedicado a la Administración Militar y Naval. Académico Correspondiente de la de Historia y de la de Ciencias Morales y Políticas, y de número de casi todas las Academias andaluzas de su época. Nació en Motril en Enero de 1859, muriendo en San Fernando, Cádiz, en el mismo mes de 1914.
Entre sus obras y artículos de prensa –muchos de ellos firmados como “Juan Ortiz del Barco”- dedicados a aspectos jurídicos y administrativos del Ejército y la Armada, se pueden destacar:
CRÓNICAS MOTRILEÑAS:
“¡La torre se cuartea!”, “D. Juan Luminati, Conde de Santa Gadea”, “López Sánchez”, “Arquellada”, “Marqués y no Conde”, “Los Tros de Ilarduya”, “Los Moreno de Salcedo”, “El Padre Maldonado”, “Álvarez Cortés”, “Acequia Anárquica”, “Voto de la Concepción”, “Pan por una onza”, “El Voto de Santo Tomás”, “Salazar”, “Correspondencia privada”, “B.S.I del R.”, “La Dehesa”, “Por un Postigo”, “Los Franciscanos”, “El Horno Nuevo””, “El justo medio”, “D. Miguel Cuevas”, “Alhajas de la Colegial”, “Una pregunta”, “¿Irredimible?”, “El Diezmo”, “Historia e historiadores”, “El Escribano Peña” y “Ejecutoria de Motril” (1913).
Sus últimas obras, “Batiburrillo marítimo” y “Cartas Marítimas” (1912), fueron dedicadas a la defensa de la Armada Española, tras los desastres de Cuba, y Filipinas.
Sus numerosas obras costumbristas -además de las citadas-, son un digno pasaporte para lograr la céntrica calle motrileña.
Repostero de afición escribió “Los siete dulces de mi tierra”, entre los que se destaca la “Torta Real”, exquisito pastel que se sigue elaborando en las confiterías de Motril.