MANUEL ANTONIO CARDEÑA, CRONISTA DE ARJONA (JAÉN): «HABLAMOS DE UN MONTÓN DE SERVICIOS QUE HAN IDO APARECIENDO DURANTE ESTOS AÑOS, DE CENTROS SOCIALES COMARCALES QUE ERAN IMPENSABLES HACE VEINTE
¿Cómo éramos los jienenses hace treinta o cuarenta años y cómo somos hoy? ¿Qué es lo mejor y lo peor que tenemos? ¿Y nuestros pueblos? ¿Qué queda por hacer? ¿Por dónde se puede crecer? Son preguntas que requieren de una profunda reflexión y que están sobre la mesa en los «Encuentros: 40 años de ayuntamientos democráticos», organizados por IDEAL y en los que colabora la Diputación Provincial de Jaén. Reconociendo, además, lo que se ha logrado en estas cuatro décadas, no solo desde el punto de vista de infraestructuras básicas sino del crecimiento en servicios sociales, culturales o festivos, eso sí, sin olvidar que queda muchísimo por hacer en nuestra provincia y retos enormes como el empleo, la despoblación o el envejecimiento de nuestros pueblos.
En esta ocasión la mirada apunta a la comarca de Andújar y la campiña. Allí fue alcalde Pedro Carnero en los primeros años de democracia y diputado provincial. Al viajar a los ochenta tiene claro cómo era la Andújar que se encontró y los retos que hubo que superar.
«Me encontré dos grandes problemas: uno de infraestructuras, que no había nada, y otro que se suele pasar por alto, el de la drogadicción. A los dos o tres meses de entrar mataron a un drogadicto en la plaza de España y fue un tema muy complicado. Había prácticamente una generación perdida. Heroinómanos. Una pena. Eso se enmendó y ahora tenemos tráfico, pero no eso», señala Calero, que incide en que el Ayuntamiento, a través del Patronato Virgen de la Cabeza de beneficencia, rehabilitaron a unos cuantos. Los últimos años de los 80 caían chavales de 30 o 35 años uno detrás de otro», lamenta.
«Andújar era la capital de Sierra Morena, el último gran pueblo entre Sevilla y Toledo, era un centro de trasiego enorme y de gran comercio y por eso mismo, al ser un cruce de caminos, se asentó aquí la droga. Era fácil. Fueron las consecuencias de su gran historia», apostilla el que fuera alcalde iliturgitano, cargado de anécdotas.
El origen del dicho
Como aquella entrevista en ‘El País’ en la que le preguntaron «cómo veía yo a mi pueblo. Hablando de su importancia, para contextualizarlo, les conté que nosotros teníamos un barrio, el de los Mesones, que era por donde pasaban de Sevilla a Toledo y ahí había muchas casas de divertimento. De hecho si se mira en los archivos de la Iglesia se repite mucho el apellido Expósito y Cruz, que son cuneros. Cuando vi el titular a los días me encuentro con que había puesto poco menos que ‘el alcalde le ha dicho hijos de, bueno va, al 40% de la población de Andújar’», rememora, entre risas de los presentes, Calero. De ahí, y de las mujeres que trabajaban con hierbas medicinales, viene uno de los dichos más célebres de la localidad. «Teníamos un problema muy grande de infraestructuras y otro enorme de drogadicción»
«La droga es cierto que fue una época muy mala. Nació una asociación que era solo de madres de drogadictos que colaboraba con el Ayuntamiento. Ellas se involucraban porque vieron que se les había ido de las manos», apunta Isabel Reca, corresponsal de IDEAL y una seña de identidad en el mundo de la enseñanza, parte además de la primera agrupación de electores que se presentó en las elecciones de 1979 en Andújar. Reca dirige también la mirada al cambio de infraestructuras brutal. «En aquella época se pasó del adoquín al asfalto», indica. «El hospital consiguió que la gente se echara a la calle por miles».
«En dos días queríamos cambiarlo todo y había dos alternativas: la mala y la peor. Pero había que elegir. Hubo también un desligamiento, una separación, entre lo que antes era algo religioso y ahora es algo social, de identidad de un pueblo», recuerda Ramón Colodrero, de la Cofradía matriz de la Virgen de la Cabeza. «La primera carroza subió al Santuario con permiso del primer Ayuntamiento democrático, hoy son 180».
Con la llegada de los ayuntamientos democráticos «pasamos de ser vecinos a ser ciudadanos. De tener un antifaz a reclamar. La piscina de Moraleda pasó de ser una piscina para mujeres y otra para hombres a ser para todos como municipal. Se dotó una biblioteca que está incluso premiada en Estados Unidos y una Casa de Cultura referente a nivel andaluz. La universidad popular de Andújar fue pionera», recalca Alfredo Ybarra, escritor y columnista de, entre otros medios, IDEAL, y expresidente del consejo rector del Parque Natural de Sierra Morena. «La creación del parque fue muy importante, vienen de Escocia a ver el águila o el buitre negro»
«Andújar ha sido siempre una ciudad de mestizaje, históricamente un punto clave de paso. El comercio de la ciudad era muy importante. Venían de Córdoba que no tenían aún grandes superficies comerciales. El flamenquín es de Andújar no de Córdoba. La feria de Andújar y la de ganado eran muy importantes», considera Ybarra, que enumera algunos de las consecuciones con la llegada de la democracia. «Las aulas socioculturales, el apoyo al flamenco, la creación de la escuela de música, la remodelación de la casa teatro. Todo eso fue a raíz de la política del Ayuntamiento de Andújar», expone.
Una alberca y sin niñas
Del cambio tan notable que ha sufrido la comarca ha sido testigo (y lo ha plasmado negro sobre blanco), Manuel Antonio Cardeña, cronista de Arjona. «Hablamos de un montón de servicios que han ido apareciendo durante estos años, de centros sociales comarcales que eran impensables hace veinte. En Arjona hay un centro permanente de personas con capacidades diferentes, teniendo 6.000 habitantes. Y de cuidados en casa. Y otros servicios que hacen la vida más cómoda de la gente. También en lo cultural se ha avanzado mucho. Hay exposiciones en Arjona que son referentes en la provincia, de una altura excepcional», subraya. «En Arjona, con 6.000 habitantes, hay servicios impensables hace 20 años, como un centro para personas especiales».
«Cuando uno echa la vista atrás… Nosotros teníamos albercas, una por la mañana para las niñas y por la tarde para los niños. Para ir a una piscina tenía que ir a Andújar», recuerda. «Arjona tenía un problema de latifundio, estaba toda la tierra en muy pocas manos. En Marmolejo o Porcuna era todo lo contrario. Ahora esto, afortunadamente, ha cambiado», valora Calero.
Junto a la sanidad la educación ha sido baluarte del cambio. «Aparecieron oportunidades de reciclarse en la educación para personas mayores. Gente que no había tenido posibilidades se pudo reenganchar en la universidad popular», señala Ybarra. «La educación se ha generalizado», ratifica Cardeña.
«Ahora estamos más formados sin duda, aunque la educación es otra cosa y ahí quizás hemos perdido», considera Colodrera.
«Con los ayuntamientos democráticos llegó también la democratización de la romería, con el nacimiento de las peñas romeras. Hasta entonces la mujer se quedaba fuera. La primera carreta subió en el primer mandato de los Ayuntamientos democráticos. Hoy son 180», afirma Colodrero, apuntando, eso sí, que «nos estamos acostumbrando a que la romería es la panacea de todo y que repercute mucho dinero en Andújar y no es así. El viernes era la recepción de las cofradías que si era importante económicamente. Ahora se va directamente al Santuario. Es algo del mes de abril además, muy concreto temporalmente», advierte, admitiéndose en la mesa «cierta saturación» y el error de estar importando «cosas del Rocío, perdiendo identidad».
Otro hito, destacó Ybarra, fue la «creación del parque natural, importantísima. Y también el acercamiento al río, no vivir de espaldas a él. El parque se tiene más en valor. Es un referente medioambiental europeo y un reclamo. Hay gente que viene de Escocia a ver el vuelo del águila imperial o del buitre negro. Pero falta apoyo y dinero porque otros parques con menos se llevan en proporción más que Andújar. Y hay que crear movimiento para atraer turistas, que también irían a otras cosas», añade.
El lince ibérico perdido
«Tenemos la capitalidad del lince, que es donde más hay, y Doñana con cuatro nos la ha quitado. El lince es turismo y dinero», lamenta Calero. «Yo en La Lancha he visto a ingenieras canadienses emocionadas llorando delante, diciendo esto es increíble», destaca Ybarra.
«No es Andújar tierra de grandes movilizaciones, por desgracia, pero recuerdo que para el hospital hubo una gran manifestación. Un consejero dijo que el hospital de Andújar estaba a 48 km. La gente se movió», recuerda Reca.
«Andújar se ha transformado mucho. No había hospital cuando nací. Mis padres llegaron en los 60 de la Mancha ¿Y yo les pregunté después por qué eligieron Andújar? Porque vi que la gente era muy comerciante, me respondió. Y eso que era panadero», ríe Luis Miguel Piña, director general del Grupo Piña. Su familia ha creado una red de supermercados (Más y más) que ha generado riqueza y puestos de trabajo en una provincia a la que le faltan este tipo de iniciativa y riesgos empresariales. «Necesitamos actitud, una pequeña cosa que marca una gran diferencia»
Santana en Andújar y el futuro
Entre los avances, Piña resalta la red de carreteras, aunque matizando que «lo que es bueno para venir también es bueno para irse. Hay quien tarda menos en ir a Córdoba que a Andújar ¿a dónde va a ir? Es un problema», asevera.
La ciudad ha avanzado, pero no tanto como debería. Calero señala varios problemas. «Las Viñas (la zona de chalets), hace que el fin de semana la ciudad se quede muerta. Andújar es el tercer pueblo en extensión de España, con 10.000 ha de riego. Tiene mucha riqueza, lo que ha hecho que se viva de las rentas. El folclore ha hecho que no sea tan rico como debiera», lamenta Calero, recordando casos de industrias perdidas, como «Santana Motor, que originalmente se iba a instalar en Andújar, pero dijeron que aquí no, que quién iba a coger los olivos a bajo coste si se industrializaba esto».
«Ha habido mejoras sociales, de comunicación y económicas. El problema es que antes los que se iban a estudiar fuera volvían al pueblo para vivir aquí. Ahora la gente cuando sale a estudiar ya no vuelve porque no hay tejido industrial ni actividad económica», se queja Colodero. Dentro de poco habrá un nuevo hotel en la ciudad y existe otras iniciativas que han surgido en los últimos tiempos para tratar de tirar de la comarca, como Anducab, la feria del caballo.
Piña pide más actitud de todos para lograr avances en la ciudad y la comarca, recordando a Churchill: «La actitud es una pequeña cosa que marca una gran diferencia».
Fuente: https://andujar.ideal.es/ – MIGUEL ÁNGEL CONTRERAS