POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
En el pequeño chaflán ciego del edificio nº 110, donde la cafetería Korisko y la farmacia Monteserín, en la calle Adolfo Álvarez Buylla esquina Fuertes Acevedo, vi hoy, no sé cuántos días lleva, un gran mural de cinco pisos de altura, que representa un detalle del óleo que se conserva en el Museo del Prado, la escena mitológica “Los borrachos”, de Velázquez, la primera alegoría de su obra pictórica; en este murillo orientado al Oriente sólo cabe Baco, desnudo de medio cuerpo, algo piripi con el vino que emborracha, trastorna e inspira y coronado de hojas de hiedra similares a las que se desarrollan en los inmuebles fantasmales del viejo Huca y a las que trepan y destrozan la fachada norte y oeste de mi casa, que cultiva mi vecino con más realismo y ahínco que el artista sevillano.
¡Qué acierto pintar la hiedra y los mitos! Pintar el desorden, organizarlo sin que corrompa ni provoque humedades.
Fuente: https://www.lne.es/blogs/la-mar-de-oviedo/murillo-de-velazquez.html