POR JOSE SALVADOR MURGUI, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
Eran las nueve de la mañana cuando las campanas lanzadas al vuelo en el campanario de la iglesia de Museros, anunciaban que un acontecimiento importante estaba a punto de empezar.
Las campanas son los elementos más disciplinados que existen en nuestra sociedad, desde que el Arzobispo Fabián y Fuero, ordenara los toques a finales de mil setecientos, las campanas definen con su sonido el momento y sentimiento que se va a vivir en un pueblo.
Museros a esa hora desprendía alegría, las limpias calles, llenas de una fina enramada verde y los balcones adornados con cubres y reposteros daban a entender la brillantez del acto que se aproximaba. Los jóvenes músicos formaban filas acordes a sus cuerdas e instrumentos, y el preparativo estaba servido para que en unos segundos empezara aquel desfile del día de San Vicente en el que históricamente desde tiempos ancestrales, viene aparejado el culto a San Vicente Ferrer, con el “Combregar” o llevar la comunión de forma solemne a los enfermos, ancianos e impedidos que lo han solicitado para hacerlo de modo domiciliario.
En primer lugar salió del interior del templo la imagen de san Vicente Ferrer y a continuación apareció el palió, muy bien portado y con los varales, marcando el paso a ritmo de la música, por los caballeros de Museros, que a los sones del Himno Nacional, y las veintiuna salvas reglamentarias, iniciaron el camino en dirección a las diez casas que esperaban la llegada del sacerdote para que los enfermos y ancianos recibieran el viático.
Uno de los mandamientos de la Iglesia (de esos que se estudiaban hace años) decía, “Comulgar por pascua florida”, hoy Museros ha hecho realidad este mandamiento, con respeto, dignidad, elegancia, silencio, compostura y orden, se ha paseado el Santísimo Sacramento por las calles de la ciudad, acompañado de los acordes de una banda, la SUM Museros, que con rostro joven y afinado compas han puesto la nota espectacular a una mañana distinguida en el ámbito de las fiestas de esta población.
Impresionantes marchas de procesión preparadas para el momento han sonado en todas las calles, pero tengo que hacer mención a dos de ellas: son “la Triunfal” especialmente dedicada para momentos como el de hoy o el día de Corpus, y la otra que me ha sorprendido, elevando mi espíritu, ha sido “Caridad del Guadalquivir”, marcha totalmente sevillana, que aprovechando el momento de pasar la procesión por estrechas calles ha sonado de tal modo que parecía estar cruzando en la proximidad de la Cuesta del Bacalo, o en la misma plaza del Pan de Sevilla. Escenas cargadas de arte, emoción y sentimiento, difícilmente de explicar en una crónica, pero aquellos que lo han vivido en primera persona saben qué me estoy refiriendo a momentos muy grandes que se viven en primera persona.
El “Combregar”, es un legado tradicional, una nota valenciana por antonomasia, y sobre todo un respeto emocional hacia esas personas que no se pueden mover de su casa, por edad, enfermedad o cualquier otra circunstancia. Museros ha sido solidaria con sus vecinos y Museros ha acompañado con los honores que merece al Santísimo Sacramento en esta radiante mañana de sol por casi todo el pueblo.
¿Por qué Museros? Era una asignatura pendiente, Museros tenía que estar hermanado con Casinos, porque en 1885 trajeron la imagen de San Roque desde Museros a Casinos, para que fuera el intercesor ante el cielo, y librara a Casinos de la epidemia de cólera morbo asiático que estaba azotando esa seca población del Camp del Turia, y nos librara de una muerte de pestilencia. Gracias Museros! (Este tema sería motivo de otra crónica y ya lo relaté en el libro “San Roque un vecino de Casinos desde 1885”).
Museros ha celebrado la fiesta de San Vicente, ha dado ejemplo de cómo se hacen las cosas bien hechas, ha mostrado su exquisito paladar para en tiempo y forma conseguir mantener las tradiciones, y sobre todo superarlas. Ya lo ha dicho el Sacerdote al pie del altar, al final del Comulgar, ¡Gracias a todos! A las familias, a los portadores, a los que han adornado las calles, a los músicos… a todos, porque entre todos, han conseguido esta mañana, “plantar un cielo en la tierra”.
Esa es la lección que aprendí esta mañana, fue ejemplar ver personas arrodilladas a las puertas de sus casas, y personas con lágrimas en los ojos, ya lo dijo el que fuera Arzobispo de Valencia, don José María García Lahiguera “El corazón que llora es porque ama.” Museros hoy ha demostrado amar y ser amado.
Enhorabuena: Amics de la festa de sant Vicent de Museros