POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
Celebramos en estos días las fiestas que los músicos ofrendan a su patrona, Santa Cecilia, y no podemos dejarlas pasar sin echar la vista atrás y recordar las actividades y conciertos que los ‘músicos de banda’ tuvieron en Torrevieja, hace más de cien años.
La primera intervención de la Banda Municipal de Torrevieja, en el año 1907, de la que tenemos noticias, fue a primeros del mes de abril en la estación de ferrocarril de Torrevieja, esparciendo sus notas en un recibimiento al político Joaquín Chapaprieta Torregrosa.
Bastante antes de entrar el tren en agujas ya se veía surcar en el espacio ligeros cohetes y se oía el ruido de las tracas, que se confundían con los acordes sonoros de la banda.
Más de 6.000 almas se juntaron en la estación para recibir al notable político. Todos se apretujaban y hacían imposibles esfuerzos para llegar hasta su paisano gritando vivas a Chapaprieta, que eran contestados por él al grito de “¡Viva Torrevieja!” y “¡Viva el distrito de Dolores!”.
Se organizó la marcha yendo delante unos hombres con antorchas encendidas, y otros disparando cohetes. A continuación la Banda de Música Municipal de Torrevieja, y detrás los miles de personas que habían ido a la estación a recibir al candidato a diputado por este distrito. Chapaprieta iba entre todos, llevado en brazos de obreros, saludando a todos. Detrás, la Banda Municipal de Rojales cerraba el cortejo.
Las calles por donde pasó la manifestación estaban adornadas con guirnaldas y había iluminación de focos y bombillas eléctricas por toda la carrera. La gente se alineaba en las aceras, llenando las puertas y asaltando las rejas para encaramarse en ellas para poder saludarlo y verlo mejor.
Después de una hora se llegó a su casa, convertida hoy su solar en la ‘Biblioteca Municipal Carmen Jalón’, dirigiéndose el político al numeroso público que lo había acompañado, prometiéndoles la construcción de un puerto que tanto necesitaba la población, siendo interrumpido varias veces por las aclamaciones de todos. Dejándose oír nuevamente los acordes de las dos referidas bandas de música, disparándose varias filas de tracas, elevándose gran número de cohetes y dándose por disuelta la manifestación.
A continuación, en la entonces llamada calle de Lacy, donde estaba la casa donde se hospedaba Joaquín Chapaprieta, y estando engalanadas muchas de las fachadas con adornos florales y derroche de luces eléctricas, hubo verbena durante toda la noche. La banda de Rojales interpretó escogidas piezas, aplaudidas por el público presente.
No volvemos a tener más noticias de actuaciones musicales a cargo de ningún grupo hasta llegado el verano, en la Feria de San Jaime que, como todos los años, se celebraba a finales del mes de julio en Torrevieja. El 24 de julio llegó a la población, en donde había sido contratada para los días 25, 26, 27 y 28, la Banda Municipal de Orihuela, dirigida por el joven músico Saturnino Cebrián.
Una importante visita coincidiría con aquella Feria: la estancia en Torrevieja de la Infanta Isabel de Borbón, ‘la Chata’, hermana del rey Alfonso XII y tía de Alfonso XIII. Amiga de fiestas populares, con su carácter franco y su condición sencilla la hizo amante de todo el pueblo, recibiendo las ovaciones más sinceras de cuantas se prodigaban a la familia real.
El día 24, a las doce en punto, se oyó el repique de campanas y estampidos de cohetes. Comenzaba el movimiento en masa del pueblo que, ansioso de ver a la infanta, salió a esperarla a la carretera de Cartagena, al cruce con el lugar en donde comienza la calle San Policarpo.
En la plaza de la Constitución se reunieron la corporación municipal, comisiones e invitados, precedidos por la Banda Municipal de Orihuela. Allí se encontraban: Francisco Ballester, alcalde accidental de Torrevieja por la ausencia de su titular Rafael Sala García; el coronel del primer tercio de la guardia civil, el cura párroco; y las galeras de José Bañón, Antonio Torregrosa, José Hódar, Ignacio Mompeán, así como las jardineras de Adolfo Lizón y del señor Turón, coches, tartanas particulares y otros vehículos de alquiler. Todos esos carruajes iban ocupados por numerosos señores, señoras y señoritas; entre otros, iban en la comitiva el capitán del puerto; el Juez de Instrucción, señor Barrios; el Juez Municipal, Joaquín Sala; el ingeniero e interventor de las salinas; al administrador de las mismas; y Justo Lanzarote y su hijo. Todos se dirigieron a la entonces carretera de Cartagena.
Bajo un tórrido calor, el numeroso público se agolpaba en las aceras, diseminándose a lo largo de la calzada. Después de cerca de dos horas de espera, a lo lejos se vio venir entre nubes de polvo un automóvil, el primero del que tenemos noticia que hubo en Torrevieja, un magnífico Phanard de 60 caballos, llevando en su interior a infanta.
La Banda de Música Municipal de Orihuela, dirigida por el señor Cebrián dejó oír los acordes de la Marcha Real y la multitud vitoreó incesantemente a la Isabel de Borbón.
Tras los saludos y presentaciones subieron todos a los respectivos carruajes, la infanta al lado del alcalde, organizándose una comitiva que marchó hacia el tempo de la Inmaculada, lugar en donde señoritas torrevejenses entonaron una sentida Salve, mientras el presbítero hacía volar el humeante incensario.
Aunque algunas fuentes orales y escritas contemporáneas dicen que fue en casa de la familia López Dols el lugar en donde se celebró la comida. El almuerzo tuvo lugar, según la prensa de la época, en la casa de Torrevieja donde veraneaba Francisco Coello de Portugal y Pérez del Pulgar Goicoerrotea, hijo del secretario tesorero particular de su Alteza Real, el coronel Francisco Coello de Portugal y Pérez del Pulgar, que venía acompañándola.
Por la tarde visitó las salinas acompañada por las autoridades, marchando a continuación a Alicante.
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 26 de noviembre de 2011