POR RAFAEL ÁLVAREZ RODRÍGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLACASTÍN (SEGOVIA)
El mundo globalizado actual tendrá aspectos positivos como los intercambios comerciales, culturales, turísticos e inconvenientes derivados precisamente de la movilidad de mercancías y de millones de viajeros que ha propagado la pandemia que padecemos, con mayores y dramáticas consecuencias en España, por estar representados por políticos designados por criterios y fines personales, con evidente falta de especialización y lo que es peor, por estar más preocupados en promover un determinada ideología, que en gobernar. En este mundo globalizado, podrá parecer mezquino, que me alegre de haber nacido en un pueblo de una provincia, de una Autonomía, en definitiva en España y en Europa y de sentirme orgullosos y consciente de cuanto supuso en mi vida y de tener y sentir tales raíces. Desde que tengo uso de razón, nacer en un lugar, ser de un pueblo…etc., era importante y pregunta obligada, para situarte en el grupo humano al que pertenecías y tal vez adjudicarte los tópicos difundidos en poblaciones vecinas.
Recuerdo que siendo muy joven, en un colegio en Medina del Campo, durante una semana los frailes seleccionaban jóvenes de los pueblos para estudiar internos. Los compañeros ocasionales me preguntaron de dónde era y desde entonces me llamaron “Villacastín” porque era más fácil el alias, que recordar nombre y apellidos, que por cierto, había otros alumnos con mi mismo nombre y apellido. Los monjes de la orden del Cister se denominaban por el nombre de pila y como apellido, el del lugar de procedencia. Así le ocurrió a Antón Moreno a quien conocían por fray Antonio de Villacastín, Obrero Mayor de El Escorial, cuya notoriedad ayudó en difundir el nombre de su pueblo.
En años sucesivos y al pasar por colegios, el instituto, el Regimiento de Transmisiones, la Academia General Militar y en las Unidades en las que serví como oficial, cuantos documentos y fichas cumplimenté, incluían fecha, lugar de nacimiento, provincia y según la importancia del expediente, debía aportarse la partida de bautismo que dejaba constancia fehaciente de que los datos, eran ciertos.
La identidad de una persona tiene una parte estable u objetiva y otra variable o subjetiva. La parte objetiva, derivará del lugar de nacimiento ya que desde los primeros momentos se establece un vínculo que puede prolongarse toda la vida.
La parte subjetiva, además de nacer en, ser de…, sería la de “sentirse” parte de un lugar, participar de las tradiciones, tener quizá un acento peculiar, una determinada influencia cultural, religiosa, de aspectos etnográficos, meteorológicos y geográficos …etc.
El sentirse de un lugar, de un pueblo, de una ciudad, supone conocer la cultura, las costumbres desarrolladas a lo largo de generaciones y en definitiva sentir el arraigo hacia la tierra donde naciste.
Esta cuestión de haber nacido en…de ser de…ha crecido con más intensidad tras convertir la afición a la historia local (fomentada por personas que la amaban y sentían) en una ocupación a la que dedico mucho tiempo. Tras la jubilación, la idea de un grupo de amigos y amigas de realizar actividades para inculcar el interés por la Historia y la cultura local, nos llevó a reunirnos con don Antonio Horcajo Matesanz, presidente del Centro Segoviano de Madrid, que generosamente aceptó participar en una jornada en la que animamos a vecinos y foráneos a conocer Villacastín, la historia y el patrimonio porque creíamos y creemos que se quiere más aquello que conocemos.
Don Antonio Horcajo Matesanz, hijo Predilecto de Segovia, consultando el currículo, de quien suscribe, pensó que podría ser Cronista Oficial de Villacastín y tras consensuarlo con cronistas segovianos, tuvo a bien proponérselo al Ayuntamiento que en sesión Ordinaria lo aprobó. Posteriormente la toma de posesión ante mis paisanos y en presencia del don Juan Alonso Resalt, vicepresidente de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales, del propio don Antonio Horcajo Matesanz, cronista de Riaza, decano de los Cronistas segovianos y la asistencia de un nutrido grupo de vecinos, juré sobre la Constitución realizar bien y fielmente mi cometido.
Es de justicia recordar a quien considero el anterior cronista de la Villa, al párroco don Félix Martín, quien estudió los archivos locales y publicó varios libros relativos a Villacastín y a la gran iglesia parroquial y que participó siempre activamente en publicaciones locales, difundiendo la historia local y biografías de villacastinenses. Ejerció su ministerio sacerdotal durante muchos años en la Villa y en 1999 recibió un multitudinario y sentido homenaje de sus feligreses.
Emprendida esta ingente tarea, uní a la afición y diversión, la responsabilidad pública de realizarla con entrega y responsabilidad.
En este camino largo y pocas veces transitado, surgieron los resultados y con ellos, la satisfacción de poder verificar y revisar hechos conocidos, sumando los desconocidos y salvándolos del olvido, mediante la difusión.
En los cinco últimos años de investigación, recopilación y difusión de lo estudiado, en la práctica comprendí la afirmación del historiador británico Edward H. Carr, de que los protagonistas de la historia son las personas, hombres y mujeres, los grandes olvidados que son quienes hacen la historia local. Publicado el volumen sobre el siglo XVI, próximamente, presentaremos “La historia de Villacastín en el Siglo XIX”, que como en el anterior, hay un capítulo dedicado a personajes ilustres o notorios y la cantidad y calidad de éstos va a dar lugar a la publicación titulada “Vidas Notorias de la Villa Segoviana de Villacastín” en la que poder rescatar del olvido a villacastinenses, cuyas biografías nos permitirá comprender mejor aún la gran importancia de la villa segoviana de Villacastín. Ésta incluirá las biografías de un beato (o santo) de varios obispos, sacerdotes, monjes y monjas escritoras (alguna propuesta para beatificar) nobles, militares, médicos, veterinarios, un organero de categoría nacional, un senador, un escritor del siglo de Oro, conquistadores, pintores, escultores, empresarios…etc.
Estas líneas y la publicación anunciada quieren ser un homenaje a los hombres y mujeres nacidos o afincados en Villacastín y que lograron mediante el trabajo y con esfuerzo destacar y llegando a ser honra y satisfacción para sus paisanos.
Haber nacido en Villacastín, ser de Villacastín, sentirse, pertenecer o formar parte de Villacastín, es un vínculo inmaterial que une, que nos permitirá tener empuje para avanzar, lograr sentirnos bien y también a quienes elijan fijar su residencia en Villacastín. No implica en ningún caso la exclusión de quienes son de otros lugares, somos europeos, españoles, de Castilla y León, segovianos y de Villacastín, un vínculo desde el que mirar esperanzadamente al futuro.
Fuente: https://www.eladelantado.com/