POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)
Más o menos, ya conocemos algo de sus orígenes y han –y hemos– publicado que hubo un primitivo templo en ese lugar, pues numerosos vestigios lo delatan, caso de la medieval lápida sepulcral, presidida por una cruz de Jerusalén y unas hojas de trébol intercaladas, procedente del primer cementerio ubicado en su entorno, que luego se reaprovechó para formar parte del muro meridional.
Sin embargo, ignoramos a quién se dedicó aquel primer templo, porque no se conservan documentos de aquella época (siglo XV), ya que los primeros surgen tras el Concilio de Trento (último cuarto del XVI). Aunque sí intuimos la causa de su instalación en ese lugar: cerca del originario casco urbano (Plaza Vieja y sus alrededores) y a la vera del “Camino Real”.
Hasta que, en la primera mitad del siglo XVI, al incrementarse gradualmente la población, sobre él se erige la iglesia actual. Que se iría rematando progresivamente.
Pero, al llegar a ese contexto, ya disponemos de pruebas referentes a su dedicación a San Andrés. Porque –curioso que es uno…–, tras muchos años preguntándome el motivo de que se acogieran a su advocación, tras plantearme y eliminar después diferentes hipótesis, por fin creo haber llegado a la tesis final. Me explico:
Tras otear por diversos horizontes, me centré en el mecenas que financió la construcción de la nuestra: el obispo de Plasencia don Gutierre de Vargas y Carvajal.
Su padre, Francisco de Vargas, era consejero de los Reyes Católicos. Su madre, Inés de Carvajal, era heredera de una noble y poderosa familia placentina (los Carvajal…).
Dicho progenitor, reconstruyó durante el reinado de los Reyes Católicos (finales del S. XV) la primitiva iglesia de San Andrés de Madrid, situada en la plaza de su nombre, en el céntrico barrio de La Latina. Se trata de una de las parroquias más antiguas de la ciudad (ya existía en el siglo XIII).
Y, junto a ella, en 1535 edificó don Francisco una capilla aneja, con el fin de albergar los restos de San Isidro Labrador, así como los de su familia. Dicha capilla la dedicaron a la advocación de Santa María y San Juan (nombres esos claves también, como después veremos).
Pero, más tarde, don Gutierre traslada los restos del santo patrón de Madrid, a la vez que reconstruye la misma para acoger su cuerpo cuando él falleciera (como así sucedería, en 1559), junto a sus padres; recibiendo desde entonces su actual nombre; “Capilla del Obispo”, donde se encuentra su mausoleo funerario de alabastro (una verdadera “joya” renacentista).
Don Gutierre fomentó la edificación o renovación de numerosas iglesias rurales de su diócesis de Plasencia. La lista es larga, y casi todas ellas con el nombre de los citados antes, o relacionadas con la titular de la catedral de Plasencia, trashumancia o el patrón de España.
Comencemos por la primera, Nuestra Señora de la Asunción (Escurial, Jaraicejo y Villar de Plasencia), San Andrés (Almaraz y Navalmoral de la Mata), San Juan (Berzocana, Madrigalejo, Malpartida de Plasencia y Saucedilla), Santa María (Guareña y Trujillo), Santiago (Don Benito, Garciaz, Losar de la Vera y La Piñuela –en ruinas, junto a Miravete-), etc.
Y, desde entonces, desempeñaría las funciones litúrgicas y sacramentales de toda parroquia (más algunas “civiles”, que expondremos en otra ocasión). Alojando a la primera cofradía mariana de Navalmoral, allá en el lejano ya siglo XVI (Santa Mª de la Mata) y, poco después a la de la Virgen de las Angustias. O a la suya propia, más otras.
Como es evidente, cotidianamente se reiteran los actos de alegría o de dolor: como siempre ha sucedido a lo largo de la historia. Éstos últimos son los más penosos, ya sea en los sepelios de personajes ilustres o de los más humildes corderos de su rebaño; en las despedidas de sus feligreses o los pastores que velan por ellos, por fallecimiento de los mismos o por traslados (caso de su anterior párroco, don José Montesinos; o de don Francisco González ‘Quico’, para sus amigos.
Pero hoy, llegado el momento de su festividad, alejemos las pasadas amarguras y disfrutemos de las alegrías del presente en torno a nuestro Patrón, a sus nuevos párroco y vicarios (D. Guillermo, D. Vladimir y D. Tomás), a su emérito pastor espiritual (D. David), su Cofradía, mayordomos y parroquianos, con fervor y devoción: ¡Viva San Andrés!
Fuente: Publicado en Noviembre en la revista de San Andrés, Patrón de Navalmoral de la Mata