POR MANUEL GONZÁLEZ RAMÍREZ, CRONISTA DE ZACATECAS (MÉXICO)
Y cuando podamos comprender eso, entenderemos que cada momento vivido con alguien, cada instante sutil de la vida, tiene un mensaje para darnos, nos ocurre por algo, y que a veces bastan unos pocos segundos para captar el mensaje, y seguir nuestro camino, o dejar libre al otro para que siga el suyo.
He aprendido que cuando uno da lo mejor de sí y toma lo que la vida, o la otra persona tiene para dar, puede seguir su camino en paz, sabiendo que el contacto ha sido posible, y que algo bueno saldrá de ello.
Y fundamentalmente, podemos dejar que el otro también se vaya en paz… sin reclamos, sin culpas, sin rencores. Cada segundo puede ser una eternidad y de hecho, la Eternidad, no es más que una sucesión de instantes…