POR RAFAEL SÁNCHEZ VALERÓN, CRONISTA OFICIAL DE INGENIO (REGIÓN CANARIA).
Los vapores del Lloyd Rotterdam de Holanda, venían haciendo la travesía de la colonia holandesa de Batavia (isla de Java) a Holanda, por el sur de África, con escala en Las Palmas desde el principio de la Gran Guerra, debido a que la navegación por el Canal de Suez y Mediterráneo ofrecía dificultades y peligros. De estos vapores era consignataria en Las Palmas la Casa Miller.
Desde la tarde del 30 de noviembre de 1916 eran esperados dos de sus buques: el Rindjani, con numerosos pasajeros con destino a Holanda y el Kediri, con cargamento de cereales destinado a Marsella, después de haber cargado en el Puerto de la Luz, unos 8000 guacales de plátanos que ya estaban depositadas en gabarras.
Ante el retraso, se había corrido la voz que tres vapores ingleses de pasaje habían sido hundidos por un submarino alemán frente a Gando por lo que de forma vertiginosa se vieron circular por la carretera del sur 15 o 18 automóviles. Poco más tarde las noticias indicaban que se trataba de un solo vapor de nacionalidad holandesa.
El Kediri
El vapor holandés Kediri desplazaba 3.388 toneladas y pertenecía a la matrícula de Rotterdam. Con una dotación de 43 tripulantes holandeses, estaba bajo el mando de Mr. Smith y procedía de Batavia y Capetown con carga general para Marsella. En el Puerto de la Luz tenía previsto carbonear y aprovisionarse de víveres y agua.
En la mañana del 30 de noviembre, fue avistado por un submarino alemán cuando se hallaba a 13 millas de la costa de Maspalomas, ordenándole parar y pidiendo los manifiestos. Al comprobar los alemanes que llevaba cargamento para Marsella, encontrando entre otras cosas: nuez de coco seco, alcohol, aceite, arroz, latón y otras substancias declaradas contrabando de guerra, dieron orden de abandonar el buque en cuatro botes, los cuales fueron remolcados por el submarino hasta cuatro millas distante de la costa, llegando a Maspalomas sobre media tarde.
Más tarde fue cañoneado por el más pequeño de los submarinos hasta en doce ocasiones, lo que ocasionó su hundimiento lentamente después que empezó a hacer agua e inclinarse de una de las bandas, ordenando enseguida el capitán poner rumbo hacia la costa para embarrancarlo, no pudiendo hacerlo por hundirse antes de llegar. Los submarinos que participaron era uno de ellos de tamaño grande y el otro pequeño. El mayor medía 80 metros de largo y tenía una avería por efecto de un disparo que le hizo un buque inglés al que hundió.
Tan pronto como llegaron a tierra los tripulantes del Kediri, se refugiaron en el faro de Maspalomas donde permanecieron sin comunicar con nadie, en cumplimiento de la ley, durmiendo la noche en el faro, donde se les dio café y licores y cenaron, excepto el capitán, que valiéndose de un guía se trasladó en bestia a Las Palmas a donde llegó al amanecer del día siguiente, después de pasar por Telde y seguir en una tartana.
El resto de la tripulación fue recogida por el remolcador que llegó procedente de Las Palmas, sobre las nueve y media de la noche del 30 de noviembre, mientras que por la carretera del Sur salieron muchos automóviles, algunos de los cuales regresaron en la madrugada y otros quedaron entre Agüimes y Santa Lucía esperando, pues la distancia que media donde termina la carretera y Maspalomas era muy larga y de muchas horas de camino. Empleados de la casa consignataria Miller habían tomado seis automóviles para esta emergencia. También se enviaron caballerías para su trasporte por tierra así como aviso a personas del pueblo cercano para que se dirigiesen a la playa en auxilio de los náufragos.
Posteriormente los náufragos del Kediri, su capitán y 43 tripulantes, quedaron alojados en Las Palmas a donde habían llegado en cinco lanchones remolcados por el remolcador Gando, manifestando estar muy agradecidos de los auxilios y atenciones que en Maspalomas les prestaron los torreros del faro y las familias de pescadores.
En relación a las continuas revisiones y hundimientos, se había corrido la voz que en las islas, se facilitaba información a los submarinos para sus correrías.
El Rindjani
Las maniobras de la detención fueron observadas por el Rindjani que también fue intervenido por los alemanes, cuando el Kediri se hallaba detenido entre los dos submarinos, al que ordenaron detener su marcha, pasando a bordo marinos alemanes en un bote, procediendo a examinar su documentación. Dos horas después le fue permitido continuar su ruta para llegar a las ocho y media de la noche al Puerto de la Luz donde quedó fondeado, aguardando a los 43 náufragos del Kediri, de nacionalidad holandesa, para conducirlos a Rotterdam. Al día siguiente gran parte del pasaje recorrió la ciudad, saliendo en automóviles de excursión al interior de la isla.
El día 1 de diciembre por la noche zarpó del Puerto de la Luz para Rotterdam el el Rindjani con numeroso pasaje, entre ellos los náufragos del Kediri.
A las 10 de la mañana, llegó al puerto de la Luz el vapor español Elorrio, después de haber sido sorprendido a las tres de la madrugada por un submarino alemán a unas 6 millas al S E. de Maspalomas y dispararle tres cañonazos pero siguió su viaje por hallarse en aguas jurisdiccionales.
El Cádiz
El vapor español Cádiz de la Compañía de Pinillos navegaba por el sur de Gran Canaria procedente de Argentina, cuando fue detenido al amanecer a 12 o 15 millas de Maspalomas por un submarino alemán pintado de aplomado, de unos 55 metros de largo aproximadamente, después de ser conminado a detenerse por el disparo de cuatro cañonazos, uno de ellos con proyectil. El joven comandante del sumergible ordenó que viniera a bordo un oficial con la documentación del buque. Examinada ésta, dijo que todo estaba bien, y que el Cádiz podía continuar su viaje, no sin antes obsequiar con tabacos al oficial del vapor y tripulantes.
Los pasajeros del Cádiz comentaron posteriormente que el comandante del submarino preguntó si durante la travesía habían encontrado al buque italiano Garibaldi que había partido el mismo día que el buque español de Santos (Brasil) para Europa, contestando aquellos negativamente. Desde el submarino sus tripulantes dieron vivas a España. El Cádiz continuó su interrumpido viaje hacia Las Palmas para posteriormente seguir ruta para Cádiz.
FUENTE: CRONISTA R.S.V.