EL CRONISTA OFICIAL RESUME PARA LA PONENCIA CON LA QUE CERRÓ LOS PASADOS COLOQUIOS HISTÓRICO-CULTURALES DEL CAMPO DE ARAÑUELO
A estas alturas del siglo XXI ya es suficientemente conocida la aportación de Navalmoral al cultivo de las letras. Al margen del papel desempeñado por don Urbano González Serrano en el apartado ético y filosófico en las décadas finales del siglo XIX, tendremos que cruzar el umbral del siglo XX para que hallemos el primer trabajo literario escrito por un moralo: «El amor y el Interés«, obra inédita de aquel buen médico que fue don Pablo Luengo Marcos, interesante drama en verso que conserva una de sus nietas y que data del año 1914 (hace un siglo…).
Es muy posible que por esos años, antes y después, proceda el destacado repertorio de composiciones folclóricas populares que conforman el «Romancero moralo», unas anónimas y otras de autor conocido: como el famoso «Canto a Navalmoral» de Julián Martínez Sánchez, padre de Alfonso Martínez Garrido («En la agreste Extremadura / hay un pueblo que arrebata; / no es Plasencia, ni Trujillo, / Navalmoral de la Mata«…).
Incluso hubo en ese primer tercio del siglo XX varios periódicos moralos: «El Popular» y «El Pueblo«, en 1905; «El Independiente«, un año después; y el «El Defensor Moralo«, en 1926. Todos ellos sobre una base política liberal-republicana, por lo que no existen muestras.
Durante los conflictivos años de la Segunda República se difunden un raudal de escritos, libelos, loas y diatribas de dispar ideología. Destacando los procedentes del libertario «Ateneo de Divulgación Social«, en cuyo seno se divulgaba la cultura, el teatro y otras actividades literarias y políticas (como la famosa «Canción del Labrador Moralo», basado en la invasión y roturación del Espadañal en enero de 1932; del que se derivarían diversos romances análogos).
Pero sería bien sobrepasada la Guerra Civil cuando comienzan a proliferar los escritores moralos. Siendo el primero de ellos Víctor Gutiérrez Salmador quien, además de ser el primero en indagar sobre nuestros orígenes históricos, escribió una novelita en 1945 («Reina Morala«); más un considerable número de novelas y ensayos una vez que se marcha de aquí.
Coincidiendo con esa época se editaron en la localidad algunas publicaciones de corta persistencia: como «Arco» y «El Moralo«. Este último será el precursor de otro periódico que será puntero en las décadas posteriores, «El Moralo-15 Días«.
Tras una etapa de penumbras, volverá a brillar la actividad literaria a través un periodista y escritor excepcional: Alfonso Martínez Garrido, Premio Nadal en 1964 con la obra «El miedo y la esperanza«. Autor de otras novelas (largas y cortas), relatos breves, narraciones, cuentos e incluso poemas. Receptor de numerosos premios y que sólo la enfermedad y la muerte impidieron que se consagrara a nivel mundial. Sus crónicas para «El Alcázar», «Pueblo» y TVE desde Israel, Vietnam o Rusia serían memorables.
Y otro periodista (de «Ya») y escritor reconocido, José María Pérez Lozano autor de poesías, novelas (de temática familiar y religiosa, sobre todo, como «Las campanas tocan solas») y crítico de cine portentoso. Al margen de ser profesor y presidente de la Editorial Católica.
Así llegamos a un excelente elenco de escritores nacidos en la década de los cuarenta, pero que florecerán a partir de la Transición, proporcionándonos unos maravillosos frutos literarios, saboreados y recompensados en diversos certámenes.
Como son Ángel Sánchez Pascual, poeta de innegable valía, reconocido y premiado entre otras muchas distinciones con el Premio Adonáis de poesía en 1974 (con «Ceremonia de inocencia«); autor de ocho libros de poemas y numerosos artículos en revistas extremeñas y nacionales, por los que ha recibido una decena de premios importantes: motivo por el que le hemos dedicado los pasados XXI Coloquios. O Pablo Jiménez García, otro gran poeta moralo que, en ciertos aspectos, guarda cierto paralelismo con el anterior; pero que, como si del Guadiana se tratara, ha vuelto a surgir con ímpetu en los tres últimos años tras un intervalo ralentizado. Autor de diez libros de poseías que se han hecho merecedores de media docena de premios destacados (el último este mismo año, el «Leonor de Poesía» de Soria).
Pero, aunque el inexorable cronómetro prosigue su marcha, la inagotable cantera literaria morala no merma. Al contrario, la familia se incrementa y siguen brotando nuevos talentos literarios. Algunos poco conocidos por estos lares -no así allende los límites comarcales-, como es el caso de Carlos de Tomás Abad quien ya ha publicado diez libros de poesía, seis novelas, tres libros de relatos y una biografía.
O el de Paco Ventura Tirado, periodista de la COPE, lo que no le impide haber escrito un buen número de relatos breves dirigidos a niños y jóvenes, además de cuatro novelas y otras muchas obras que se han hecho merecedoras de varios premios, tanto a nivel informativo como literario.
Y, continuando con los ya consagrados, emerge la obra de Pilar Galán Rodríguez, una valiosa orquídea de las que florecen no tan frecuentemente. Pilar ella es escritora del pasado (con ocho libros de cuentos, siete novelas y múltiples relatos), del presente (porque ahí sigue: editando, enseñando y entrenando a la cantera…) y de un futuro prometedor (Dios mediante). Su conocida y exhaustiva labor en el contexto literario docente, local y regional es impagable.
Taller Literario
Consecuencia de lo que acabo de mencionar fue la creación del Taller Literario de Navalmoral, que bajo su dirección lleva desde el 2003 formando a un buen número de escritores, algunos ya reconocidos como Luisvi Hidalgo (con tres obras ya editadas), el Colectivo «Tallertulia» (Lola Aceituno, Mª Victoria Barrado, Juana del Álamo, Cristina Marcos, José Mª Martí, …), las singularidades narrativas de José Mª Gómez o Alfredo Sanjuán, más otros muchos no menos valiosos para los que no dispongo ahora de espacio suficiente para citarlos a todos (ya aparecerán en el libro de los XXI Coloquios, pues lo merecen sobradamente…).
O de la ya internacional convocatoria del Premio de Novela Corta «Encina de Plata», con ocho ediciones ya celebradas e impresas, que en algunos aspectos coincide con el anterior (gestión municipal, intervención del Taller en las lecturas y valoración de las obras, etc.).
Sin olvidar a otros encuentros más veteranos pero que, en cierto sentido, también se relacionan con el mencionado Taller, ya que muchos de sus premiados están ligados a él. Me refiero concretamente a los dos más señalados, por este orden de aparición: el Certamen de Relatos «Día 8 de Marzo), con XVII ediciones ya celebradas y editadas, en los que han sido galardonados -además de los foráneos, numerosos moralos, muchos de ellos miembros del citado Taller Literario- y el de «Relatos Breves de Navidad», que organiza Radio Navalmoral/Cadena COPE con el patrocinio de la central nuclear Almaraz-Trillo.
Pero no dejamos en el tintero a otros moralos que en estas últimas décadas nos han legado sus obras impresas para deleite de quien las lea, caso de Manuel Carrapiso Araújo (con cuatro libros en prosa y verso, algunos de ellos galardonados; más numerosos artículos en revistas, prensa y otros medios), José Luis Pablos Sánchez (con otras cuatro obras editadas además de numerosos relatos, cuentos y ensayos), Gonzalo Pérez Sarró (autor de dos libros y numerosos artículos en revistas o colaboraciones en radio y TV), Carlos Rebate (conozco dos de su obras, una de ellas literaria), Alfonso Bolaños Luque (con un libro de poemas y una novela), Fernando Alfonso, Juan Herrero, Angelines Sánchez, Félix Contreras, Carmen Galán, Pilar Sánchez, Seve Jaramillo…
Ni debemos olvidar los interesantes artículos literarios en prensa y revistas de un gran número de autores locales que, como en los casos anteriores, ahora no disponemos de espacio suficiente para mencionar (pero que sí aparecerán en el libro de los pasados XXI Coloquios…).
Fuente: http://www.hoynavalmoral.es/