POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
No la he pisado aún, y ya la amo. Digo Nicaragua, y se me agolpan lagos, volcanes y poetas en la memoria escolar. Es un pueblo cálido, bendito, multiétnico y pluricultural. Ha llegado a España su ministra de Turismo, Asha Campbell, una joven negra rotunda de perfecta dicción castellana, y nos ha embaucado a medio centenar de escritores y periodistas, que no hemos tenido más remedio que rendirnos a sus encantos y a los encantos del país centroamericano que nos dibujaba. Con seis millones de habitantes, sin apenas paro, con una inefable riqueza natural y monumental histórica abrazada por el océano Pacífico y el mar Caribe, su gobierno estatal -“el más seguro de América”- presidido por Daniel Ortega, quiere estrechar lazos con España, de la que se sienten orgullosos por su tradición y por su ayuda actual en toda suerte de intercambios: económicos, sociales, culturales, jurídicos, universitarios, viajeros y artísticos, para los que la embajada de su culto representante, Carlos Midence trabaja sin descanso, reuniéndose y firmando conciertos con los organismos y ministerios afectados, como Educación y Deportes, Industria, Agricultura, Pesca y Medioambiente, etc., etc., a fin de mejorar las estructuras comerciales y las infraestructuras viarias con las últimas tecnologías de la información y la comunicación.
“En nuestra Nicaragua –insiste la ministra- os vais a sentir como en vuestra propia casa española, tal es la hospitalidad y amabilidad de la gente”. Por lo que nos cuenta, celebran las fiestas de sus santos patronos con fastuosidad religiosa y danzas regionales en los 15 departamentos en que se estructura el país, especialmente en las capitales, como León, Managua, Nueva Segovia, Madrid, etc, pero también en los pequeños pueblos. San Jerónimo es uno de los más importantes. “Y la Virgen María no le digo”, concluye.
De otra parte, se organizan numerosos y frecuentes recitales de Poesía, algunos de ellos de renombre internacional. No en vano es la patria de Rubén Darío, Pablo Antonio Cuadra, Ernesto Cardenal -¡oh la isla de Solentiname!- y Gioconda Belli, entre otros merecidamente conocidos y traducidos al inglés, al francés y al alemán. Me apuntaré para los próximos encuentros, ya que el propio embajador Carlos Midence es un fino poeta y está muy en contacto con Basilio Rodríguez Cañada, mi editor de Sial Pigmalión y Presidente del Pen Club español.
Preguntada la ministra de Turismo del Gobierno de Reconciliación Nacional de la República de Nicaragua sobre la existencia de Cronistas Oficiales que den fe y dejen constancia de los progresos de la nación, nos afirmó rotundamente:
-“Sí, claro, y sería muy conveniente hermanarse con ellos, como sé que lo estáis con los mexicanos en la RAECO. Por usted mismo ya le hago un llamamiento para acercarnos, que resultará beneficioso para ambos, pues compartimos una gran historia común.
La reunión finalizó con un cuadro de baile de su danza típica, la marimba, que nos asombró por su ritmo y su vestuario, y una degustación de sus productos más exportados como el famoso ron, que es, créanselo, una auténtica bebida “medicinal”.