POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Pues sí, parece que seguimos con intensas nieblas que algunos días no abren, por lo que las temperaturas se quedan bajas, estas sí, que las de hace unos días no lo eran. Ya encontramos heladas que con la humedad reinante cuajan en cristales escarchados, como se aprecia en los coches y en los tejados. Y así, pasito a pasito ha llegado el fin de año, otro que calló, y otro que hemos disfrutado. A veces más, a veces menos, pero la vida se compone de es, de momentos, de unos y otros.
Ya estamos en el ecuador de estas fiestas navideñas que mueven tantas gentes siempre al reencuentro de las familias, son fechas para eso, aunque todos los días del año deberían ser así. Y se nota la afluencia, son también días de saludos a personas que vemos cíclicamente en fechas especiales, las navidades o las ferias, que están fuera y “vuelven por Navidad…” como decía aquel célebre anuncio.
Saliendo de esta semi penumbra agobiante de las nieblas de estos últimos días del año, acudí a la llamada de la Institución Gran Duque de Alba, a su asamblea general que en esta ocasión se ha celebrado en El Tiemblo, esa villa serrana tan histórica y amable. Y al pasar la Paramera, el día abrió con sol espléndido que aparecía llenando de luz y temperatura el día. Un acto solemne, en un auditorio extraordinario, y en un momento de la nueva etapa de nuestra institución cultural, con numerosos nuevos miembros. Pero todo eso ya lo ha publicado puntual y extensamente este Diario. Yo me quedo con las impresiones particulares de este Cronista, una convocatoria que me da ocasión de poder ver y saludar a tantos amigos, a tantas personas del mundo de la cultura, es una ocasión excelente para estar en contacto con gentes conocidas, algunas compañeras en tantas aventuras y en tantas cosas, que los años ya nos van añadiendo a la vida engrosando nuestro equipaje y nuestro acervo acumulado.
Y también un nuevo contacto con esta preciosa villa recostada a la solana de la sierra, que tantas veces hemos visitado y muchas más de paso hacia el sur toledano, aunque con la nueva variante de la carretera de Toledo se queda ahí, como una hermosa panorámica desde el barranco del Alberche, llegando desde el norte después de pasar el hermoso pantano de El Burguillo. Una emblemática población que rebosa historia, desde los orígenes prerromanos de esa celtiberia betona, a la romanidad, con esos monumentales Toros de Guisando, muy cerca las ruinas del viejo monasterio jerónimo del mismo nombre, lugar histórico que fue el principio de grandes hechos, la jura del tratado o concordia de los Toros de Guisando, en la “venta juradera”, acontecimiento que puso en la historia a aquella infanta Isabel nacida en Madrigal de las Altas Torres, criada en las casas reales de Arévalo que los aconteceres y enfrentamientos nobiliarios quisieron poner en el trono de Castilla, una vez muerto su hermano el príncipe Alonso, y que ella rehusó, eso sí, con el compromiso de su hermanastro Enrique IV de nombrarla heredera. Un acontecimiento que cambió la historia de Castilla y dio comienzo a la de España. Precisamente de este hecho histórico celebramos el 550 aniversario de aquella reunión entre el rey de Castilla Enrique IV y su medio hermana Isabel, en la que fue proclamada como princesa de Asturias y heredera.
Bellas palabras del alcalde que nos recibió con este estandarte de la historia, pero también con los valores de la naturaleza, con el Valle Iruelas y su castañar, la arquitectura y sobre todo con los brazos abiertos de sus gentes.
Una etapa que, como una cuenta de rosario, jalona el itinerario de los peregrinos del Camino de Santiago de la ruta del sureste, que viene de Toledo en dirección norte, justo al entrar en el territorio abulense.
En fin, que de la mano de la cultura nos hemos puesto en el año nuevo 2019, casi sin darnos cuenta…