POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
No entiendo la algarada que se ha montado con motivo de la ya célebre frase del cardenal Rouco recordando la Guerra Civil en su homilía del funeral oficial celebrado en la catedral de la Almudena por el presidente Suárez.
No entiendo la batería de declaraciones de muchos listos y algunos listillos que viven manteniendo en el oscuro fondo de su subconsciente ese recuerdo como argumento de su postura y de sus manifestaciones. Podríamos añadir, sin temor a error o exageración, que desde su vocabulario a sus gestos constituyen una mala y falsa copia de aquellos preavisos de los que tenemos millones de documentos de testimonios y de tristísimos recuerdos. A tanto llegamos que hasta en términos oficiales seguimos manteniendo una terminología que es una tristísima continuación de aquella auténtica tragedia que en muchos aspectos parece seguir latente, y yo no he sido el que se inventó esa síntesis de las dos Españas. Pero en ellas está y se ha admitido hasta el punto de convertirlas en diecisiete, no solo recordando la Guerra Civil, sino trasladándonos a las primeras guerras del siglo anterior. Si no somos capaces de olvidar el siglo XIX, cómo vamos a olvidar aquello que hemos conocido antes de ayer. Recordar la Guerra Civil es recordar los dos bandos contendientes, que curiosamente son los dos grandes grupos que hoy mantienen la guerra política abierta de manera constante. En sus manifestaciones se siguen empleando estilos y formas totalmente superadas. Parece que no quieren entender que un simple gesto, una frase, una mirada nos define a pesar de nuestros gritos o declaraciones, más o menos ordenadas, tristemente siempre interesadas personalmente.
Junto a la frase de la homilía se ha unido la visita de don Teodoro, ese guineano que habla un castellano claro y hasta castizo, estuvo y consiguió el doblete con su presencia en el Cervantes. Eso es saber aprovechar el tiempo y la política. Sin embargo, nosotros huimos de la manera más vil y cobarde ante una banda de aficionados a merodear en tierras extrañas.
Es bueno recordar a los responsables de ambos colores que la política es futuro. Dejen la historia para que descanse y miren hacia delante.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/