POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)

Ya sé que la cuestión pueblerina es peliaguda y difícil de resolver, pero no me toquéis, por favor, rayo Rajoy, los puebleríos segovianos, que están bien como están; si acaso, agrúpamelos en comunidades de servicios municipales, pero respetando su autonomía histórica. En los pueblos se asientan las raíces y valores de la patria unida y creativa; no hay por qué eliminarlos o desarbolarlos de funciones caseras. Esos pequeños ayuntamientos son la sal de la tierra, de la Tierra de Pinares y de la Tierra de Fuentes, donde nacieron y se instalaron nuestros antepasados.

A veces, si no siempre, “lo pequeño es hermoso”, caudal y nutritivo, y más en esta época de transición y crisis de valores y económica. Quieto parado, Rajoy, presidente bravo y reformador, que acaso no sepas por donde te andas o te llevan, ni qué decisiones tomas sin que te informe detalladamente el presidente de la Diputación segoviana, tu amigo Francisco Vázquez.

Cuando a Cozuelos de Fuentidueña quisieron uncirlo a Fuentesaúco, allá por los cincuenta o sesenta del siglo pasado, hasta las madres se vistieron de negro luto para protestar por las noches de lobo oscuras como Medeas irritadas de la antigua Grecia; tenlo en cuenta.

No hay que deshacer los pueblos, hay que levantarlos de su postración sumisa y esquilmada, hay que industrializarlos, hay que hacerlos más viables, visitables y comunicativos, porque en ellos sigue haciéndose verdad la explosión y ordenamiento de la agricultura y la ganadería, del turismo y la gastronomía, de las costumbres folclóricas tradicionales que se nos iban perdiendo.

(Por cierto, qué hermosa y práctica red – enjambre de carreteras, gracias precisamente a la Diputación. No las he visto mejores entre los pequeños núcleos de población a través de mis muchos viajes por toda la Península)

Échame una mano Ignacio Sanz de Lastras de Cuéllar, artesano fabril y febril; échame una crónica sepulvedana, docto cronista Antonio Linaje; echadme una jota sandunguera los integrantes del Nuevo Mester de Juglaría; échame unos cuantos euros, Palomo Presidente de los empresarios… No me dejéis solo en el rescate de lo rural autóctono. Despierta las cuerdas de tu guitarra, mi querido Ismael. Es lo nuestro. Entre todos podemos lograr que subsista mejorado. Y viva mi pueblo.