POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
Siempre vuelve “Don Juan”, el amante primero, aguerrido, retórico, conquistador y apuesto, no en primavera sino a las puertas del Invierno, el Don Juan de don Tirso, el Don Juan zorrillesco, el Don Juan sevillano a cuerpo descubierto, que subió a los palacios, que bajó a los infiernos, que navegó en ruin barca de remos guadalquivireños, que se hizo con Inés moneda de recuerdos, que abrió los claustros y se elevó a los cielos por obra y gracia de unos sonantes versos.
Vivo está entre los vivos y vivo entre los muertos. De ahí que le soñamos dormidos y despiertos. Por su imagen bravía no pasa el tiempo. Imperio del amor, imperio, imperio, a cuya sujeción nacimos y estaremos. Noche de ánimas, pues. Nada de calabazas. Padrenuestros.