MIGUEL ÁNGEL FUENTE CALLEJA, CRONISTA DE LA VILLA, COMENTÓ: «UN BUEN HOMBRE», «FAMILIAR», «ENTUSIASTA DE LA BUENA VIDA», «MUY TRABAJADOR»

Noreña despidió ayer al histórico propietario del matadero Alperi Cuesta: Manuel Alperi Cuesta, conocido como ‘Manolín’ por sus allegados. El emblemático empresario octogenario falleció el Día de Todos los Santos en el Hospital Central de Asturias y este sábado fue enterrado en el cementerio parroquial de Noreña tras una emotiva misa en el templo de Santa María, también en la villa.

«Era algo en cierto modo anunciado, puesto que llevaba ya un tiempo enfermo», apuntó el párroco de Noreña, Pedro Tardón, que ofició la homilía. La vitalidad es uno de los rasgos que sus allegados más tuvieron presentes durante su despedida. Después de enfermar, «andaba por ahí con muletas, de aquí para allá… no paraba, le gustaba pasear», comentó Miguel Ángel Fuente Calleja, cronista de la villa y allegado de ‘Manolín’. «Disfrutó hasta última hora», aseguró el cronista. «Un buen hombre», «familiar», «entusiasta de la buena vida», «muy trabajador», fueron algunas de las palabras de aquellos que conocieron a Manuel Alperi Cuesta. «Es una figura en Noreña», recordó uno de sus compañeros de la industria.

Tardón definió a Alperi como un hombre «muy generoso» que siempre tuvo las puertas de su empresa «abiertas a la iglesia» y sus peticiones. El sacerdote también destacó el «esfuerzo» con el que el difunto chacinero sacó a su familia y empresa adelante y reflexionó sobre cómo, a pesar de ser un personaje querido y respetado en Noreña, nadie puede saber cómo era realmente «su vida interior».

Manuel Alperi Cuesta fue parte de la segunda generación de chacineros en su familia, fundó junto con su hermano Antonio el matadero que lleva sus apellidos en 1986, con un amor heredado por los cerdos y la matanza. Alperi Cuesta S.A. fue el último matadero de la zona en dejar de funcionar, siendo durante años el único que resistió al paso del tiempo en la región. Finalmente fue liquidado en 2018 por desarreglos con los inversores.

La pasión con la que Alperi desarrolló toda su vida su trabajo le hizo merecedor, en el segundo año de su entrega, del reconocimiento como Porcófilo de Honor en 2014. «Lloró mucho, nos dijo que estaba muy nervioso», relató Fuente. También recibió el Premio Condado de Noreña junto a su hermano, premio otorgado por la Orden del Sabadiego.

La mujer de Alperi, Mari Paz Mencia, se mostró, como era de esperar, visiblemente afectada por la pérdida de su marido. La viuda no pudo contener las lágrimas a la llegada del féretro y prefirió mantenerse cerca de los suyos durante la misa. También acudieron hijos, amigos y compañeros de la chacinería. Dado que la familia escogió no recibir en el hogar, todos los que quisieron mostrar su apoyo se desplazaron hasta el templo noreñense, que por poco completó su aforo.

Fuente: https://www.elcomercio.es/ – MÓNICA RIVERO