MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Sin esperarlo, cuando nuevas ilusiones acompañaban a su vida, nos dejó Mari.
Acababa de celebrar sus bodas de oro matrimoniales. Había insistido en que la fecha fuese en el mes de junio, en el que se cumplían los cincuenta años, a pesar de algunos problemillas físicos surgidos, y no dejarlo para los meses de septiembre-octubre. Y así fue, por lo que esposo, hijos y familia, dieron un paso adelante para su organización. Tuna y serenata, ceremonia religiosa, con música celestial de clarinete, y una aportación extraordinaria del sacerdote D. Bartolomé, para emocionar y dar grandeza al acto. Después la celebración, espléndida, como todo, acompañada por toda la familia y algunos amigos.
Mari casada con Diego, fue un apoyo constante en el proyecto común; Diego con numerosas madrugadas en la descarga de camiones de San Miguel, hasta lograr consolidarse y prosperar, creando varios puestos de trabajo. Ha continuado su hijo Alfonso, con una inmejorable labor, con un almacén distribuidor de numerosas marcas y amplio abanico de productos.
Distintas operaciones marcaron un camino difícil, pero la voluntad de Mari y su apuesta por la vida, le ayudaron a superarlo todo, como modelo de esperanza e ilusiones.
Coincidimos en la asistencia a la beatificación del sacerdote villanovense, D. Francisco López Navarrete, celebrada en Tarragona, al que tenía gran devoción. Había leído la biografía escrita por Pedro Aliaga y admiraba el tesón, generosidad con los necesitados y la entrega de su vida, por lo que quiso estar presente en la ceremonia religiosa, a pesar de la larga distancia.
Lectora de todos los libros publicados sobre la vida local, y la revista “La Moraleja”, leyéndola desde la primera a la última página.
Colaboró de manera decisiva, para una reunión de primos de la familia, y hasta Villanueva llegaron desde Tarragona, Zaragoza, Madrid...en un encuentro emotivo y único.
Cada verano, asistía al viaje, con un grupo de amigos, que una Agencia de la localidad,
organizaba a Benidorm. Aquí coincidíamos y pasaba unos días de relajación, bajo la sombrilla, junto al mar azul, con animadas charlas y risas aseguradas,– recordando también, a la querida Mari Carmen- creando momentos inolvidables.
Su generosidad la llevó a varias ayudas a instituciones y particulares, mostrando un cariño especial a las dominicas de Santa Ana y a nuestra patrona la Virgen de la Fuensanta, a la que tenía como intercesora en todas sus necesidades.
Mari, siempre te recordaremos como una gran mujer luchadora, con una inmensa voluntad, mostrándonos diariamente, el camino que debemos seguir, para mitigar el dolor en una permanente alegría. Nos dejas un gran vacío en la familia y amigos.
¡Siempre estarás con nosotros!
FUENTE: Manuel López Fernández