POR SANTOS BENÍTEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE CÁCERES.
La devoción a la Virgen de la Montaña es la expresión religiosa más genuina de cuantas se celebran en Cáceres a lo largo del año. En la ciudad existe una gran religiosidad popular, demostrando gran veneración por muchos santos, pero sobre todos ellos se encuentra el fervor por la Virgen de la Montaña, símbolo de identidad para todos los cacereños, tanto para los que viven en Cáceres como para los que están residiendo fuera de su localidad.
Y con la bajada anual de la Virgen de la Montaña a la ciudad comienza la Novena. Cáceres consagra todos los años un Novenario a su Virgen, proclamando por todas las calles y plazas, a plena luz del sol, en el crepúsculo de sus tardes doradas, en la penumbra de sus noches, en la hondura serena de la madrugada y en el alborear de un nuevo día, incesante y jubilosamente, con lágrimas y con plegarías, el cariño y amor que le tenemos a nuestra Madre de la Montaña.
Es realmente digno de observar cómo se renueva anualmente esta maravilla de la Novena a la Virgen y cómo se renueva esta fidelidad de tantas generaciones a los mismos sentimientos ancestrales; sentimientos religiosos como raíz y sustento de esta gran fiesta religiosa de Cáceres.
Nuestra Novena a la Virgen es la más bella oración colectiva que se eleva al Cielo, es la oración vivida por todo el pueblo cacereño. Durante los días que la Virgen permanece en Cáceres se produce una gran avalancha de cacereños y turistas que van y vienen a Santa María a contemplar su rostro y a dedicarle sus oraciones. Es la época en que más se identifican unos cacereños con otros, uniéndose en torno a la devoción por la Virgen.
En el Novenario se tratan cuestiones de índole religiosa y humana: se le presentan a la Madre los hijos nacidos en el último año; se celebran liturgias con enfermos pidiendo su curación; cultos con padres que solicitan la ayuda de María en la educación de sus hijos y en la unión de las familias, etc. La Virgen María, en su calidad de mediadora, recibe el cariñoso chaparrón de nuestras súplicas y las eleva al Cielo; le corresponde esa misión porque es mujer y es madre.
¡Qué bonitas son las tradiciones religiosas de nuestro pueblo y cuánto trabajo es preciso realizar para que no se pierdan nunca las costumbres y los valores por los que merece la pena vivir!
Teniendo en cuenta la originalidad de la celebración, la enorme participación social de los cacereños, la afluencia de visitantes y turistas, la potenciación de valores como la convivencia, la tolerancia e identidad cultural del pueblo de Cáceres, la enorme antigüedad de la bajada de la Virgen a la ciudad, el novenario y la subida de
la Virgen al Santuario, el que se celebra desde hace casi cuatro siglos todos los años,
etc., considero oportuno mostrar mi adhesión a la petición realizada por la Real Cofradía de la Virgen de la Montaña de solicitar la declaración como Fiesta de Interés Turístico de Extremadura ya que cumple con todos los requisitos para que pueda aprobarse.
Ojalá la Real Cofradía de la Virgen de la Montaña y el Ayuntamiento de Cáceres puedan comunicar al pueblo cacereño en breves semanas que ha sido declarada la Bajada, el Novenario y la Subida de la Virgen a su Santuario Fiesta de Interés Turístico de Extremadura.