POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
Hoy mostramos una imagen de los años sesenta que fue realizada por D. Diego Muñoz-Cobo perteneciente a la calle Cava, o también conocida como Cava Baja.
El origen de este nombre se pierde en el tiempo y nos lo muestra por segunda vez el médico Leopoldo Martínez de la Reguera en la breve historia de Montoro que realizó en el siglo XIX y cuyos apuntes fueron recogidos en su mayoría de una obra anterior, escrita a mano íntegramente en torno a 1841 por otro Cronista Montoreño y del cual se escribió una pequeña regesta en las actas de 2010 en la Cronica de Córdoba y sus pueblos.
Pasaron los años y la leyenda se plasmó también en la obra de Manuel Criado Hoyo de “Apuntes para la Ciudad de Montoro” indicando que el origen del nombre de esta calle era por Florinda Cava, que estuvo en el Castillo que existía en este lugar durante época visigoda.
No obstante hemos de interpretar este relato como algo romántico y fantasioso, pues el nombre de Cava es dado por el precipicio que existe en las laderas de las Herrerías, y que como sabemos en las traseras de las casas existe un cortado casi a tabla. Esta caprichosa geografía causó muchos malos tragos a los vecinos e incluso muertes por desprendimientos de gran gravedad como ya comentaremos en otra próxima ocasión.
A modo de anécdota diremos que en las inmediaciones del lugar hemos comentado que existía un castillo al menos desde época árabe, el cual una vez tomada la villa de Montoro por las tropas de Fernando II “El Santo” paso a ser una defensa más de la localidad por las tropas cristianas. Esta plaza defensiva estuvo regentada por la figura de un alcaide, el cual tomaba posesión de su cargo bajo ceremonial casi medieval. Como sucedió en 1715 en la localidad indicando que el castillo se encontraba casi derruido y sin funciones, por lo que el nombramiento era más por título que por función.
En torno a 1821 se produce la normativa que prohibía el entierro de personas en el interior del templo mayor de la localidad, por lo que hubo que hacer un pabellón provisional cercano a la zona de la Cava. Aquí comenzó a gestarse el campo santo hasta fines del siglo XIX en el que se hizo el nuevo dedicado a San Francisco. De hecho fueron numerosas la ampliaciones, obras de la cerca y otros reparos del Cementerio de la Cava como por ejemplo la que tuvo lugar en 1884 a través de una subasta pública de las obras de la cerca exterior del cementerio de esta vecindad que lindaba con los molinos aceiteros de la propiedad de don Juan Antonio Benítez Gómez y el de don Manuel Milla, así como para la construcción de 42 bovedillas para el entierro de adultos y párvulos para 1881.
No obstante este castillo seguía en pie en torno a 1843 ya que hay documentos que hablan del mismo además de una serie de tropelías por el acercamiento de tropas carlistas a Montoro.
Algo más reciente y de nuestros días casi fue el traslado que en 1953 se hizo de la industria panadera de Doña María Delgado González de la casa número 33 de la calle Cava al número 13 de la calle Cervantes, posiblemente coincidiendo con lo que fue la Panificadora Montoreña o “Pani”.
Espero que sea de vuestro interés y que la información pueda ser compartida para el conocimiento de todos.