POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
Aunque ya hemos tratado este edificio en otras ocasiones, siempre podemos sacar alguna noticia más de aquellas fotografías de antaño donde la propia esencia de la imagen es capaz de mostrarnos algo nuevo.
Podemos ver que a la puerta de las Casas Consistoriales hay personas sentadas a la vera de la entrada. La explicación es muy simple. Desde el siglo XVI encontramos de forma ininterrumpida hasta los años sesenta – setenta de personas destinadas a la portería de este edificio, es decir, encargados de abrir y cerrar las puertas además de controlar quienes eran los que entraban en dicha sede.
Como también podemos apreciar, al no existir autonomías, banderas locales o la idea de una Europa común, vemos que desde la balconada, adquirida en Madrid en 1701, que solo existe un mástil para colocar la bandera nacional en casos de solemnidad, o paradas militares.
Bajo el nombre de Plaza de la Constitución, existieron tres casos de paradas militares de cierta importancia ante una lápida que colocaron junto a la que existe de época romana de color blanco.
La primera fue al colocarla en 1812 donde se dispusieron varias filas de tropas y de dieron algunas salves al aire por parte de fusilería. La segunda ocasión fue en 1814, cuando desproclamada la misma el cura de la parroquia de San Bartolomé estimó arrancarla de la pared del Ayuntamiento parra arrojarla junto a otros señores por el Puente Mayor de la ciudad.
La tercera fue en el Trienio Liberal (1820-1823), cuando una partida de sublevados contra la nueva disposición del Estado llegaron a Montoro (1822), tomaron secuestrado su Ayuntamiento, y agredieron delante de dicha lápida, nuevamente colocada, al alcalde que vino a poner paz en el asunto.
Tras este último caso decidieron subirla a la parte alta donde hoy en día se encuentra con el objeto de no encontrar ante la misma excrementos, basuras y otras inmundicias que algunos vecinos lanzaban contra la misma al no querer las disposiciones establecidas en la Constitución de 1812.
Al fondo vemos el originario trazado de la calle Salazar, donde vemos la misma de forma irregular y zigzagueante, en cuyo primer tramo había una parte central que arreglaron a fines del siglo XIX con piedra molinaza de tono amarillento procedente probablemente de Porcuna.
Espero sea de vuestro agrado.