POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
Desde hace unos días vengo viendo debates sobre el nombre de nuestro Puente, el cual desde los primeros documentos que he indagado como Cronista Oficial, he de decir que «jamás» ha llevado nombre alguno, ni coletilla de ningún tipo más que en tiempos recientes. A veces jugar con la historia no es muy aconsejable, y algunos datos ofrecidos desde 1850 en adelante son meros inventos propios del romanticismo, es decir, lo que no sabemos, nos lo inventamos.
Este monumento se comenzó a construir en 1498 durante el reinado de los Reyes Católicos, siendo uno de los más característicos e importantes de la provincia de Córdoba. Cuenta la LEYENDA que esté se sufragó con las joyas que donaron las mujeres y de salarios entregados por los vecinos para levantar este elemento arquitectónico, aunque la verdad encierra otra realidad diferente.
Volvemos a los inventos de época, antes del siglo XIX no se trata el tema de donaciones de collares, pulseras y pendientes, sino de otras JOYAS de los BIENES DE PROPIOS de Montoro: Sus Dehesas.
Para la construcción del Puente, los montoreños se desprendieron de verdaderas joyas naturales que los Reyes Católicos, Juana I y Carlos V dieron su permiso para que pudieran venderlas y que con el dinero conseguido poder terminar la fábrica del mismo. Esto se encuentra en el Archivo General de Simancas en Valladolid.
Del mismo modo los pueblos colindantes también tuvieron que contribuir con las costas, ya que el Concejo cordobés los obligó a entregar sumas monetarias al Ayuntamiento de Montoro, ya que de una forma u otra se iban a beneficiar de este elemento pontanés que conectaba la campiña con la sierra (camino a Toledo y Madrid por Ciudad Real).
Gracias a los aportes documentales, sabemos que en 1513 tan solo se llevaba construido el arco central, y se dieron las dehesas de Cañadas y Capillas, así como sus frutos para proseguir con la obra.
No obstante, el Puente en sí aún no se encuentra terminado en su totalidad, pues ya no querían vender más tierras los vecinos de Montoro, y en la parte de aguas arriba, terminaron dos de los tres espolones o cortarrios, quedando el pegado al Barrio del Retamar sin concluir.
A modo de anécdota diremos que en la riada de 1821, el Guadalquivir adentró sus aguas a la calzada interior por los caños de plomo del Puente, y pocos años después con una avenida similar llegaron a bajar la Custodia de Plata de San Bartolomé a este monumento para pedir e implorar el cese de las aguas.
Espero que sea de vuestro interés.
Nota: Pongo el inciso que ayer subí este artículo, pero me he dado cuenta en mi desayuno que no había contestado nadie porque estaba en privado, que después hay torcidas interpretaciones.
Un saludo y buen fin de semana a todos.