POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
A lo largo de la historia han sido muchos los monumentos que se disponían en las calles y plazas de Montoro de cara a vanagloriar diferentes advocaciones de Santos y de imágenes devocionales de Pasión. Algunos de ellos eran unas sencillas pinturas que se abrían paso entre los muros de las fachadas de algunas casas como actualmente quedan en calle Concepción, Colón o calle Córdoba. Otras desaparecidas con un porte mayor de estilo monumental las podíamos haber visto en la plaza del Charco, Plaza de Jesús Nazareno, Glorieta de calle Jardín entre los más destacados.
En esta fotografía perteneciente al Archivo que dejó Juan Bernier (AGDCo.), podemos ver el triunfo que mandó eregir en 1799 don Juan Antonio del Peral y Buenrrrostro, vicario de las Iglesias de Montoro, el cual en su testamento dispuso lo siguiente: «…Ytem. Mando que si sucediese mi muerte hantes de que se concluia un Triunfo que se está labrando de mi quenta a Señor San Rafael se acave perfecciones y coloque por mis albaceas a costa de mi caudal…”. Este texto está recogido en el libro de la historia de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno donde existen muchas más curiosidades de nuestro patrimonio.
Éste se culmina en 1801, dejando sin sentido la populosa leyenda que indica de forma errónea que en este lugar la Inquisición colgaba y ajusticiaba a los presos en una lama de hierro que pende del techo. Sin duda alguna esta lama era la que daba sujección a un impresionante escudo desparecido del lugar.
En caso de que describan otro hierro, y haber oído la creencia de que en este lugar se llevaron a cabo la destrucción de imágenes y la muerte por hoguera de condenados por el Santo Oficio, indicando que la prueba de ello es la zona quemada de la techumbre, hemos de indicar que San Rafael tendría una lámpara de aceite que lo alumbrada durante todo el día, y de ahí el color quemado de su parte superior.
Explicado lo cual, tan solo decir que gracias a este triunfo la Posada de San Rafael, antigua fonda de arrieros que se levanta en torno a 1821, toma el nombre de este triunfo y advocación.
En tiempos reciente y como vemos en la fotografía bajo el mismo se vendieron botijos y otro tipo de vasijas de barro por Serafín Olea.