POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
Una de las piezas más extraordinarias del patrimonio de Montoro es sin duda la parroquia de Nuestra Señora del Carmen.
Ésta fue levantada al amparo del Convento de Carmelitas que se establecieron en Montoro a fines del siglo XVII. Estos religiosos se situaron en la Plaza del Charco desconociendo si fue una designación municipal con acuerdo con la congregación, o simplemente por la adquisición de terrenos sitos en esta vía pública. Lo que si podemos decir es que el convento y la iglesia (posterior al mismo en más de treinta años) se situaron sobre unas casas-tienda de un zapatero, un herrador y un pequeño mesón. Posiblemente adquirieron más terrenos pero los citados son los que se nos refieren de forma secundaria en algunos documentos.
Es una iglesia que posee un excelente retablo mayor cuya autoría se pone en relación con el círculo de Cayetano da Costa. Estos fueron sufragados progresivamente por la orden, y algunos de ellos como el de San José o el Cristo de las Penas fueron pagados por familias nobiliarias para que delante de los mismos se hiciera su sepultura (Igual que la existente en el altar mayor de Padre Jesús).
La cúpula fue sufragada por los Señores de Hardales del Río, título nobiliario que junto al de Villaverde pertenecían a esta localidad, a cambio de que le hicieran unas prerrogativas como levantar su túmulo funerario bajo el altar mayor, oír misa desde una tribuna (existe un caso de una fuerte discusión con los frailes por este tema trascurridos años de la finalización de la cúpula) y cargo de misas perpetuas.
El órgano es de los hermanos Turriel, los mismos que levantaron el órgano de la catedral de Córdoba.