POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

Nunca es tarde si la dicha es buena, dice el viejo refrán, pero las palabras encierran muchas veces tal cantidad de peripecias que, vistas desde lejos, dejan a uno totalmente descolocado y a veces sin capacidad de reaccionar. Siempre he tenido ciertas reservas cada vez que nace una de esas virtuosas y prometedoras fundaciones, asociaciones o cualquiera de esos grupos socioculturales o de cualquier otro tipo, porque en todos los casos no son las creaciones sino las manos que van a manejarlas y casos hay, que mucho mejor sería o hubiera sido que las hubiera llevado río abajo el agua. Claro que a cambio hay ejemplos dignos de estudio, respeto y felicitación. Desde la primera exposición de Las Edades del Hombre en la capital de la comunidad, el juego de idas y venidas alcanza proporciones que hacen vacilar y no sabes si vas o vienes, si sube o baja porque hay manos que resulta difícil situarlas y mucho más aplicarles un calificativo adecuado.

El hecho, como acontecimiento cultural de diez. Después, queda el reparto.

Toro, uno de los pilares claves y fundamentales de más de tres siglos de nuestra historia, espera impaciente e inseguro ese momento de que Las Edades del Hombre descansen sosegadas y felices al amparo de esos siglos que le harían recordar un pasado cargado de recuerdos de emociones y de gestas gloriosas, que junto a nobles personajes bastarían para hacer estremecer a regiones enteras.

Nos bastaría repasar algunos datos muy concretos para situarnos en el momento histórico que comentamos. En la segunda mitad del siglo XVI, reinado de Felipe II y concretamente en el año 1591.

La población de Toro es de 1.452 pecheros, 199 hidalgos, 71 clérigos y 288 religiosos lo que nos da un total de 2.314 mientras que Zamora por este mismo orden nos da 1.452 pecheros con 84 hidalgos, 111 clérigos, 481 religiosos lo que nos da un total de 1695. Bastarían estas notabilísimas diferencias para ver y entender cuál es la categoría histórica de la ciudad de Toro y lo que obliga con no menos fuerza y rigor histórico a tener en cuenta a una ciudad de estas raíces y no postergarla y condenarla de la manera más clara a que sus aspiraciones queden condenadas a un por si alguno otro falla según cuentan la tertulias y las charlas solaneras. Esperemos que se tengan en cuenta determinados datos, hechos y aspiraciones, se siga ese orden, que sin duda estará previsto pero no se conoce… La pregunta es muy clara. ¿Disfrutará un día Toro de Las Edades del Hombre?

Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/