POR JOSÉ SALVADOR MURGUI, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
Vivimos en un momento tan acelerado que las enfermedades salen a nuestro camino de forma inesperada sin respetar ni la edad ni la salud.
El deterioro físico es una circunstancia que acompaña nuestra vida con el paso de los años, pero hay ocasiones que ese deterioro avanza con tan gran magnitud que aún percibiéndolo es imposible frenarlo. Eso le pasado a Ana María.
Igual que el día se apaga ante la noche, la salud de nuestra protagonista se fue consumiendo hasta llegar a esa meta divisoria que separa la vida de la muerte.
Cuando recibes la noticia, repasas la vida, recuerdas momentos en el vecindario: la casa de sus padres la tía María y el tío Salvador, la venta de barras de hielo, de gaseosas frescas y a última hora contemplando una pequeña silla de madera con un plato y un tomate, anunciado la venta de los mismos. Reclamamos populares que nos invitan a la reflexión sobre el progreso.
Adviertes la presencia de mucha gente el día de la boda de Ana María y Salvador, cuando el novio y el acompañamiento llegaban a casa de la novia y así vas sumando capítulos de la vida de los pueblos de hace muchos años.
El tiempo nos haces crecer y madurar, llegan los hijos, todos vamos avanzando y Ana María asumió la voz de la Asociación de las Amas de Casinos, primero formando parte de la Junta Directiva y después siendo la Presidenta de esta Asociación, eran los primeros años del 2000 ostentando la presidencia del 2003 al 2005.
Tuve la suerte de poder vivir aquellos años con intensidad, excursiones y visitas culturales a muchos destinos de la Comunidad Valenciana, compartir charlas, fiestas patronales, día de la Mujer… ese largo camino que recorrimos brindado nuestro trabajo a este querido pueblo que nos eligió como sus representantes.
Los cargos pasan y quedan las personas, años después ensayando para las fiestas patronales cuando el Coro la Paz adquirió un órgano nuevo, una noche preparando la Misa Coral de Pío X, con organista, violines y voces, me dijo Ana María una frase que me impactó: “-Que contentos estarán hoy en la gloria nuestros antepasados al oír estas voces cantar”.
Hoy, Ana María tu ya formas parte de esa historia. Diste cuando pudiste y te entregaste por tus ideales y solo unas palabras de nostalgia son la despedida que te puedo dedicar.
Acompañamos en estos momentos a tu esposo, tus hijos y toda vuestra familia y expresamos la gratitud por haber dedicado vuestro tiempo al bien común de Casinos. Descansa en paz.
El miércoles 31 de julio a las diez horas te despediremos en la Parroquia de Santa Bárbara de Casinos.