OBITUARIO PESAR POR EL FALLECIMIENTO DEL DIESTRO, EMILIO OLIVA BARO
POR JOSÉ LUIS ARAGÓN PANÉS, CRONISTA OFICIAL DE CHICLANA DE LA FRONTERA (CÁDIZ)
En la tarde de ayer conocimos la triste noticia del fallecimiento del diestro, Emilio Oliva Baro (1963-2024), en el hospital universitario de Puerto Real. Emilio nos devolvió la magia del toreo recordando la figura de su padre, su maestro. Despertó en la afición chiclanera la ilusión de tener un gran torero que llevaba el nombre de la ciudad por todas las plazas de España y del extranjero, sobre todo en Colombia donde toreó en los cosos de Cali, Manizales, Armenia y Bogotá. Y en Francia, en la arena de Beziers, donde tiene una peña y que fue la causa, buena causa, del hermanamiento entre ambas ciudades. Sus éxitos fueron sonados. Ya se encargaba su madre Antonia de anunciarlo desde la azotea de su casa, lanzando cohetes al cielo azul de Chiclana las tardes que toreaba; uno por cada oreja y rabo conseguido.
Había nacido en Madrid, circunstancialmente y el público aficionado madrileño le quería como a un hijo de la capital. Pero era de Chiclana, de esta tierra de grandes toreros a la que él supo añadir su página particular. Debutó como novillero en Alcalá de Guadaira, el 28 de febrero de 1981. Fue galardonado con el Zapato de oro de Arnedo dos años más tarde y la Puerta del Príncipe de la Maestranza de Sevilla, se abrió para él en 1984. En 1985 tomó la alternativa, el 19 de marzo de 1985, en la plaza de toros de El Puerto de Santa María, la misma en la que la tomó su padre, Emilio Oliva Fornell (1937-2018). Confirmó la alternativa en Madrid, el 26 de mayo de aquel mismo año.
Se mantuvo en el escalafón durante una década, entre los años 1981 a 1991, año en que se retiró de los ruedos. Volvió para torear ante sus paisanos en un festival taurino durante la feria del 2008. Nuestras más sinceras condolencias a sus familiares, amigos y aficionados al toreo.
