NOTICIA EN LA QUE SE CITA A JOSÉ MARÍA SAN ROMÁN CUTANDA, CRONISTA OFICIAL DE LAYOS (TOLEDO).
La Real Academia de Toledo volvió a celebrar su apertura de curso tras la pandemia con un combativo discurso de su director en el que se señalaron los malos desarrollos urbanísticos, se defendió la Vega Baja, La Peraleda y el anfiteatro romano.
La Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo celebró el pasado domingo, 3 de octubre, la apertura del curso académico 2021-2022. El acto, que tuvo lugar en el Museo del Ejército, estuvo presidido por el director de esta institución, el general de brigada Jesús Arenas García, y por el director de la Real Academia, Jesús Carrobles Santos.
El propio Carrobles fue el académico encargado de pronunciar la conferencia inaugural del nuevo curso, ‘Los templos mozárabes toledanos y su relación con el pasado visigodo’, tras la cual fueron entregados los títulos y medallas a los nuevos académicos correspondientes.
Fueron estos Germán Dueñas Beraiz, Rafael Elvira Gutiérrez, Antonio Malalana Ureña, Carlos Enrique Rodrigo López, Sergio Rodríguez López-Ros, Samuel Rodríguez Martín, Juan Manuel Rojas Rodríguez-Malo, Lourdes de la Cruz Palomino, Rubén Pérez López, Francisco José Rodríguez de Gaspar Dones, José María San Román Cutanda y Krzysztof Sliwa.
Durante su intervención, el director de la Real Academia recordó a los académicos fallecidos desde el inicio de la pandemia de Covid-19 –cuando las actividades de la institución se vieron afectadas por el confinamiento y el posterior desarrollo de los acontecimientos– y anunció la próxima presentación de una publicación para recordar a todas las personalidades de Toledo relacionadas con el mundo de la cultura que han fallecido durante este último año y medio.
Entre los propósitos para el curso que viene, Carrobles manifestó su intención de seguir plantando cara a los malos desarrollos urbanísticos y de trabajar por la defensa de los paisajes culturales. La Real Academia, en este sentido, seguirá firme en su defensa de la Vega Baja y de La Peraleda, así como en su postura frente a amenazas medioambientales como la situación del río Tajo o los destrozos tras el paso de la borrasca Filomena. La elaboración de un inventario de patrimonio mueble para contribuir a paliar el expolio de los conventos clausurados y la reivindicación de los restos del Anfiteatro romano hallados el curso pasado –los cuales «no han tenido el tratamiento que habrían merecido, como sí sucedió en ciudades como Zaragoza y Cartagena»– serán otros de sus objetivos.
También sigue preocupando al director de la Real Academia la grave despoblación del Casco Histórico, «que este año y medio, durante la pandemia, ha mostrado su cara más real: lo más semejante a la España vaciada».
Por último, anunció como «un orgullo cívico» la participación de la Real Academia en efemérides como el VIII Centenario de Alfonso X el Sabio –a través de conferencias y mediante el préstamo de una pieza para la exposición que tendrá lugar en el Museo de Santa Cruz en marzo del año que viene– y los aniversarios del arquitecto Francesco Sabatini (1721), el cardenal Lorenzana (1722) y la llegada al trono del emir Abderramán II (822).