POR ALBERTO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE BADAJOZ
Desde primeros de diciembre Badajoz huele a Navidad. La Inmaculada Concepción, el 8, inicia de hecho el ciclo. El 24, Nochebuena y el 25 Navidad, son los días grandes. El 31 se despide el año viejo. El 1 de enero se recibe el nuevo. Y la Epifanía, o adoración de los Reyes Magos al Niño en el portal de Belén, el 6, cierra el ciclo.
En el pasado diversos indicadores señalaban el tiempo navideño. Las calles cobraban una animación especial y la gente se metía en el ambiente del momento. En las plazas Alta y Chica, puertas de Palmas y el Pilar y otros lugares, se instalaban paveros.
Turroneros de Castuera, afiladores, castañeras, vendedores de poleo y muchos tipos populares más voceaban por las calles sus productos y servicios, añadiendo color al ambiente y esparciendo el olor a Navidad. Cartero, basurero, panadero, lechero, carbonero, cobrador del seguro de defunción o la dita, y cuantos prestaban algún servicio a la vecindad, ofrecían en las casas felicitaciones con aleluyas solicitando el aguinaldo. Los guardias municipales los recibían de conductores y casas comerciales en sus estrados de tráfico. Lavanderas y otros grupos animaban las calles cantando villancicos con panderetas y zambombas.
El Nacimiento casero sobre musgo y césped recogido en el castillo, estimulado por parroquias, asociaciones culturales e instituciones, no faltaba en ningún hogar. Los organismos y empresas instalaban también los suyos. Afamado era el monumental del Ayuntamiento, que montaban en el viejo seminario San Atón los belenistas Antonio Juez o Antonio Caballero Cidra. Tradición que en nuestros días mantiene, a impulso igualmente del Ayuntamiento, la Asociación de Belenistas de mano de Diego Cachero, Manuel Cienfuegos, Soledad Ayuso, José Luis López y otros seguidores, que al modelo clásico han añadido novedosos dioramas. El árbol, Papa Noël y otras innovaciones llegaron más tarde.
En confraternización propia de las fechas se visitaban los belenes vecinos y en las casas se obsequiaban dulces y anís. Las familias se reunían al completo, con presencia de los ausentes, que en esos días no faltaban, para comer o cenar en el propio domicilio, en ambiente casero, pues aún no se estilaba hacerlo en los restaurantes.
Como música de fondo, el 22 de diciembre dominaba la cantinela de los niños de San Ildefonso cantando los números de la lotería, que desde los aparatos de radio de bares y establecimientos inundaba las calles. En espera de los Reyes Magos, la visita a los escaparates de juguetes de la Giralda y las Tres Campanas era rito obligado. El esperado día, organismos y empresas los entregaban a los hijos de su personal colmando sus ilusiones.
En el diario HOY, el reparto de regalos lo realizaban, en su histórica casa de la plaza de Portugal, tres reyes magos cuyo parecido con el gerente Manuel Trigo, que corría con los gastos; el redactor Gabriel Ramírez; y el avezado tipógrafo y jefe de taller, Vicente Cartolano, era siempre muy comentado.Diario Hoy
FUENTE: https://www.hoy.es/opinion/olor-navidad-20221218230312-ntvo.html