POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Con los ojos en blanco y un escalofrío recorriéndole la espina dorsal declaró Wenceslao que gobernar Oviedo es un orgasmo permanente. He aquí algunas muestras cachondas. Matemática: “¡Más, más, más!”. Religiosa: “¡oh sí, oh, no, oh Dios!”. Suicida: “¡Me muero!”. Homicida: “¡Si paras te mato!”. Guardacoches: “¡Dale, dale, dale!”. Políglota: “Oh, yes, good, ja, oui, ¡olé!”. Negativa: “¡Nooo, noooo!”. Positiva: “¡Sí, sí, sí!”. Director de orquesta: “¡Presto, presto!”. Profesora: “Sí, por ahí, muy bien, correcto, pelín más arriba, ¡caliente, caliente!, equili qua”. Primeriza: “¿Qué es esto?, ¿qué me haces?”. Analista de sistemas: “OK. El proceso ha finalizado con éxito”. Vidente: “Lo siento venir, ya casi viene, lo veo, lo veo”. Insegura: “¡Ay, Pepe, así no se puede hacer!; ¡ay, Pepe, así no se puede!; ¡ay, Pepe, así no sé!; ¡ay, Pepe, así no!; ¡ay, Pepe, así!; ¡ay, Pepe!; ¡ay!”.
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