POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Nuestro protagonista en Huerres (Duz-Colunga), durante este fin de semana, es el erizo de mar (oriciu, arcín o arancín) cuya presencia es «ninguneada» en el refranero español.
Cosa que no sucede con el erizo de tierra que en Asturias decimos «perrucuspín», «corcospin » y «corcuspín».
Ahora bien, con un poco de buena voluntad podemos adjudicar a aquel algunos de los refranes destinados a este: «El erizo, feo y todo, Dios lo hizo»; «Cuando Dios dio púas al erizo, bien supo lo que hizo»; «El hijo del erizo con púas nace».
En cuanto al proceso de captura, que ayer denominábamos «pañada», también sin refranes específicos, podemos acoplar algunos de uso frecuente: «El que quiera oricios, que mueye el culo»; Bragues ensuches non piesquen arcinos»; «Lluna llena o lluna acabada, baxamar pela mañana».
Hace años, pañando oricios en el pedreru de San Juan, zona del «pegollín», que dicen que da unos oricios riquísimos, me dijo Cándido Vega («Candidín el taxista») este refrán: «Añu de oricios, añu de beneficios».
¡Ay, Cándidín! ¡Qué mentiras contaba y con qué gracia , sabiendo que nadie las creía!
Un día de invernada, en el colungués Café de La Esquina, le decía a un turista forastero: ¡Fíjese qué «ericios» hay en esti pedreru, que algunos, de extremo a extremo de púas, miden casi un metro!
Bueno, pues hoy prepararemos un pistín suave al que añadiremos unes «huévares» de oricios y un toque fino andaluz, na.
Se distribuye en conchas de vieira, se cubre con una capa de bechamel, gratina en horno…. ¡y a comer!
¡¡¡Ah!! No se olviden de Huerres. Serán bien recibidos.