POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Me informé del tal Reyes cuando saltó la noticia de su accidente, junto con dos primos suyos también desconocidos para mí; conducía a 237 kilómetros por hora un coche de su colección, un Mercedes tipo 120.000 euros. No me chocó que, en tratándose de un futbolista, ocupara las rotativas y se le subiese al florón convertido en cid, en macareno, con vulgares epitafios hiperbólicos: “Terrible pérdida”, “sonrisa eterna”, “representaba todos los valores del Sevilla”, “sangre de nuestra sangre”… Sangre transversal porque sirvió al Sevilla, al Madrid, al Arsenal, al Atlético, al Benfica, al Espanyol, al Córdoba, al Xinjiang y al Extremadura. La Federación de Fútbol, ¿o la de Automovilismo?, le concederá la Medalla de Brillantes. ¿Por qué? Por haberse estrellado tan joven, no encuentro razón de más brillo; he aquí el prestigio de la muerte prematura de un aparentemente sano, ejemplo de no sé qué.
Fuente: https://www.lne.es/