POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
1.- Eranse dos alemanes, químicos jaboneros; especialista en jabones de pH ácido lo era Otto y Fritz en jabones alcalinos.
Sentados en una terraza de Berlín, vieron pasar un coche americano, grandioso, espectacular. Un «haiga», que decíamos los asturianos.
.- ¡Es un Chevrolet! , dijo Fritz.
Tomaron su cerveza y a los 10 minutos dijo Otto:
.- No. ¡Es un Cadillac!
Piden otra cerveza y después de 15 minutos replica Fritz:
.- Me marcho ¡NO ME GUSTAN LAS DISCUSIONES.
Moraleja: Para discutir sin agresividad se necesitan como mínimo 15 minutos de reflexión.
2.- El jesuita Padre José Francisco Isla, nacido casualmente en Vidanes (León), era hijo de madre leonesa (de Valderas) y de padre colungués de Loroñe (Joseph de Isla). Autor de la genial obra «Fray Gerundio de Campazas,alias Zotes», tenía como buen colungués de «al llau del Sueve», una gran zuna socarrona. En cierta ocasión un crítico minusvaloró su trabajo, descalificándolo incluso, y el sabio jesuita contestó con esta décima:
«A un mastín por más que fiero
le ladran los gozquecillos,
y entre saltos y brinquillos
le andan lamiendo el trasero.
Y él, sin mostrarse severo
y sin sentirse mohino,
al ver aquel torbellino
de perros que le rodea,
alza la pata, les mea
y prosigue su camino»
Moraleja: Siga usted el consejo del refrán, así interpretado por un «coñón» (perdón por la palabra) amigo mío: «A palabras incoherentes, oídos peripatéticos» .
¿Que por qué escribo esto?
¡Ay, Dios mío, si yo lo supiera!.- Creo que fue una tentación del diablo para que no contemplara las «lágrimas de San Lorenzo».