POR FRANCISCO RIVERO, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES)
El viajero ha pasado unos días en la capital de Asturias participando en el XL Congreso Nacional de los Cronistas Oficiales de España y ha recorrido sosegadamente sus calles y sus principales monumentos acompañado de un magnifico guía turístico que se sabía todas las historias de Oviedo. Han sido unas jornadas muy agradables, en las que se ha podido disfrutar del buen tiempo en la ciudad.
Todo buen trotamundos sabe que un viaje se vive tres veces: Cuando se prepara o se recuerdan otras estancias en la zona, el momento mismo en el que se realiza y el sabor de los buenos recuerdos que deja y se comenta con la familia y amigos.
De Oviedo, uno puede decir que le conoció en el bienio 1977-78 cuando realizaba mi servicio militar en la cercana León. Recuerdo que fui con un amigo periodista extremeño a retrasmitir un partido de fútbol de la Cultural Deportiva Leonesa, en la etapa que la misma Cultural llama Etapa Negra. De esa jornada solo recuerdo la buena fabada y el buen solomillo de ternera que me comí en un restaurante cercano a la plaza de la Catedral, la Gran Taberna, uno de los establecimientos más emblemáticos.
Este tema de la gastronomía lo trata también al final de su libro ‘Oviedo de cerca? De la cronista Carmen Ruiz-Tilve, acompañado de unas preciosas fotos de dos grandes profesionales asturianos como son :Herminio Sánchez y Enrique Gutiérrez, tanto que se cierra con los típicos carbayones, que se pueden comprar en la pastelería Rialto, con sus muy afamados dulces moscovitas, un producto propio de la casa , como también inventó los pasteles “princesitas de Asturias”.
Pero ahora bien, hemos empezado por el final por la gastronomía, sin embargo el viajero que quiere conocer Oviedo no debe perderse la Cámara Santa de la Catedral donde se guardan las más afamadas reliquias, como la Cruz de los Ángeles, de estilo prerroramico y que durante la Revolución de Asturias en octubre de 1934 fue volada con dinamita por los mismos revolucionarios, causando verdaderos destrozos en lo más preciado para muchísimos asturianos, incluida la Cruz de la Victoria, símbolo hoy día del Principado, que forma parte de su bandera regional.
Y en las cercanías el verdadero prerromanico asturiano, Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo, que han sido el origen de que los monumentos sean declarados Patrimonio de la Humanidad.
En la plaza de la catedral, preciosa iglesia de San Tirso, que mantiene entre sus piedras alguna de las mas antiguas de la ciudad, una ciudad que es peregrina hacia Santiago de Compostela. En la misma catedral se encuentra El Salvador. De ahí el dicho ¿Quien va a Santiago y no al Salvador, visita a su criado pero no a su Señor?’. Dice la leyenda ovetense que cuando a la imagen de El Salvador, románica, se le caiga ‘la bola’ de la mano, se acabará el mundo.
En el siglo XII, momento de auge de las peregrinaciones cuenta la cronista oficial Carmen Ruiz Tilve, que Oviedo contaba con 5.000 almas, habitada por un buen número de burgueses, clero y comerciantes, que animaban las ferias y los mercados que se solían celebrar entre otros lugares en la porticada plaza de El Fontán que para el poeta Federico García Lorca fue también corrala para sus obras teatrales en 1932.
Y Hay que pasearse por la Universidad que fundó en el siglo XVII el asturiano Fernando Valdés-Salas, en plena calle San Francisco y hasta pasear por el jardín de igual nombre, el Campo de San Francisco, cercano a la Plaza de la Escandalera y el Teatro Campoamor, donde cada año se entregan Los reconocidos internacionalmente Premios Príncipe de Asturias.
De APETEX CARTA MENSUAL. Octubre de 2014.Año XI. Número 130.