POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
«Dos palabras nada más para recordar hoy…”
Así iniciaba habitualmente sus homilías en las misas colegiales el Padre Enrique von Riedt, Prefecto, primero, y Rector, después, en el Colegio de la Inmaculada (PP Jesuítas) de Gijón.
Y con ese inicio de «sólo dos palabras» desearía enfocar mi comentario de hoy como recuerdo y homenaje a una persona, buena a decir basta, a quien debo mucho por lo mucho que me enseñó a ser.
Cuando inicié mis estudios de bachillerato en el Colegio, año de 1950, era Rector el P. Jesús Villamerie , persona muy bondadosa y tolerante, y el cargo de Prefecto de Estudios y de Disciplina lo desempañaba el P. Enrique von Riedt. Tenía fama de «alemán duro e intolerante, rígido, serio…».
Era (es) un hombre de estatura mediana-baja, con el bonete colocado más bien hacia la nuca, y mirada penetrante. Entre nosotros, y «en silencio», le apodábamos «EL CHAPA».
En las lecturas de notas -quincenales- era de un aparente «terror» indescriptible y amenazante.
Pura comedia que yo creo que ensayaba a plena carcajada.
Recuerdo emocionado mis primeras notas quincenales en primer curso de bachillerato (10 añinos):
.- FIDALGO SÁNCHEZ. Levántese y suba a la tarima.
Su mirada era seria y sus labios apuntaban una incipiente y maliciosa sonrisa.- ¿Sospechas qué notas tienes?
.- ¡No, señor!, le dije.
.- Esto no es la escuela, se dice ¡No, Padre!.
Yo, temblando…
¡Al terminar, pase por mi despacho para felicitarle personalmente; tiene un 10 en todas las asignaturas!
Rompí a llorar…
En 1953 accedió al cargo de Rector. Eran tiempos difíciles. Había que restaurar «las ruinas», consecuencia de la guerra civil, y adecuar las enseñanzas a los nuevos planes de estudios y metodologías. Todo lo superó con éxito. Tuvo que moderar «los excesos disciplinarios» de un Prefecto, el P. Sánchez, que confundía el respeto con el terror; y después, con el P. Vecilla, disimular su ingenua benevolencia con un mínimo de seriedad.
Un gran Rector para un gran Colegio.
Un hombre cuya «seriedad alemana» se compensaba con su «coña gijonesa» ; cuya «rigidez de principios» cedía ante la necesaria comprensión hacia lo humano.
Dícese que hay personas que sirven a los demás para llegar a Dios, y otras que ayudan a los demás porque siguen a Dios.
El Padre von Riedt era (es) de los primeros: Supo (sabe) buscar el sendero de Dios siguiendo las huellas del servicio y amor a las personas.
Hoy, mes de María, el P. ENRIQUE VON RIEDT MEANA,S. J., cumple 105 años.
Estoy seguro que la Virgen Inmaculada de su Colegio de Gijón, allí donde él fue alumno, Prefecto y Rector, cantará con él , al finalizar la misa de cumpleaños , nuestro himno colegial:
«Virgen Inmaculada, luciente aurora,
Reina y Señora
de este Colegio, sois…»
¡Gracias, P. von Riedt, por todo lo que me enseñó, por todo lo que me ayudó y por todo el cariño que me regaló con su amistad!