POR JOSÑE ANTONIO MELGARES GUERRERO, CRONISTA OFICIAL DE CARAVACA (MURCIA)
Durante su época como Director General del Ministerio de Trabajo logró, entre otras cosas, controlar la inflación decretando la moderación salarial en el sector público, bajando del 10 al 7% cuando dejó el puesto, siendo Ministro de Hacienda José Borrell. Consiguió también la reducción del horario laboral de 44 a 40 horas semanales, y el aumento de las vacaciones laborales de 25 a 30 días, incluido el servicio doméstico.
Logró el “estatuto minero” por el que los trabajadores que no fueran del carbón tuvieran los mismos beneficios que aquellos, lo que en Caravaca benefició a los trabajadores del mármol, y cerró la Naval de Euskalduna, lo que le valieron amenazas de ETA.
De las decisiones que hubo de tomar y que más dieron que hablar, sobre todo en los mentideros deportivos, fue la de autorizar como legal una huelga en el fútbol español (en septiembre de 1984), que la patronal tenía por ilegal. Aquel domingo sin fútbol, los resultados en las quinielas los proporcionó la suerte, a través de la extracción de los resultados de un bombo.
Su carrera político-profesional prosiguió en Bruselas, donde dirigió las relaciones con los sindicatos europeos como Consejero Laboral ante el BENELUX y la CEE; y posteriormente como Agregado Laboral en al Embajada de España en Alemania, cogiéndole en Bonn (en 1989) la caída del Muro de Berlín. Mientras fue agregado laboral en la citada embajada alemana consiguió concluir con éxito el conocido caso “Yañez Campoy”, que supuso el abono de tres años de atrasos económicos a los españoles emigrantes en Alemania; cantidad resultante de la diferencia entre lo que les pagaban en aquel país por los hijos que permanecieron en España al cuidado de familiares.
A algunos caravaqueños, y otras gentes de la Comarca Noroeste, les supuso un ingreso puntual de un millón de pesetas.
En 1997 regresó a España y, tras ganar las elecciones el Partido Popular, con José María Aznar, se incorporó a su puesto laboral en la Inspección de Trabajo de Alicante, en donde le llegó la edad reglamentaria de jubilación en el año 2010.
Aún un año antes de jubilarse, dirigió un equipo que asesoró en Bolivia al presidente Evo Morales sobre el sistema de las autonomías en España, que dicho político quería implantar en su país. Allí, Zapata defendió durante casi tres meses, que el sistema llevaba consigo un proceso muy largo y muy caro a la vez.
Zapata, a quien durante sus juegos de niño en la C. Larga caravaqueña llamaban “Paco el duro”, pues nunca se quejaba por audaces que fueran las hazañas con sus amigos Andrés Herrera, el Pandiguete, el Perete y otros, recuerda juegos callejeros siempre interrumpidos por la llegada del “camión de Cantó” en su continuo deambular por las calles de la ciudad. Recuerda, también, con verdadera pasión los años vividos en Caravaca, que ilustra con infinidad de anécdotas. Recuerda máximas aprendidas de su padre como la que afirma: “Encierra tus ideas, para que ellas no te encierren a ti”. E incluso lo que también por indicación de su padre rezó el día de su primera comunión:
“Jesusito de mi vida/ te lo pido de rodillas./ Que se acabe el estraperlo,/ y que quiten las cartillas”.
Las “cartillas de racionamiento”, con las que se podía obtener 125 gramos de pan al día.
Recuerda haber sido “Jefe de Centuria” en el “Frente de Juventudes” que entonces tenía su sede en la Pl. del Arco. Sus años en la entonces recién nacida “Emisora Parroquial”, en las salas altas de la iglesia del Salvador, junto a Gregorio Sánchez Córdoba (actividad que abandonó al marchar a Murcia a causa de sus estudios universitarios), y haber sido el último rey cristiano en 1957 y 1958, antes de iniciarse la reconversión de las Fiestas de la Stma. Cruz en 1959.
Su reinado se redujo al “Parlamento” en la tarde del tres de mayo, sobre un caballo de la finca de Santa Inés y frente al rey moro, un tal Antonio Hoyos a quien nunca volvió a ver después. En la “Emisora Parroquial” vivió los tiempos de los recordados “partes de guerra” entre los incipientes bandos moro y cristiano, elaborados por Rosendo López Bolt y José Antonio Ruzafa Barreras (aquel con nombre camelístico “el conde Rudesindo” y éste como “el gran chanciller Ruzafa), quienes se referían a Paco como “Bellido Dolfos Zapata.
Vivió al fallido golpe de estado del teniente coronel Tejero Molina, el 23 F de 1981 como secretario general del PSOE en Ciudad Real, pasando toda la noche en su despacho del partido hasta que, de madrugada y aconsejado por los directivos del sindicato UGT, decidió trasladarse a Almadén, desde donde se dispuso a organizar una hipotética resistencia por teléfono.
Con una memoria envidiable y una clarividencia digna de todo elogio, interpreta el pasado reciente con la serenidad, prudencia y frialdad que ofrece el paso del tiempo, haciendo continuas escapadas, desde Alicante y Murcia a Caravaca, donde gusta perderse por las calles y plazas que fueron escenario de los años de niñez, adolescencia y juventud, actualizando en su memora horizontes, aromas y sabores de antaño. En la actualidad escribe mucho, dejando a las generaciones futuras impresiones, juicios y experiencias vividas a lo largo de sus años al servicio de la política activa y del ejercicio de su profesión. También forma parte de un equipo científico de investigación, en la Universidad de Castilla-La Mancha sobre la represión franquista en la provincia de Ciudad Real, sin desatender a la familia en la que, sus tres nietos le alegran cada día la existencia.
Fuente: Revista DEITANIA número 23. Caravaca, del 17 al 24 de noviembre de 2016