POR JUAN JOSÉ LAFORET HERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA (LAS PALMAS)
Hace sesenta años, cuando apenas la romería ofrenda del pino contaba con diez años de su moderna existencia, pues el andar romero y peregrino por las sendas isleñas, en pos de la madre del Pino, se remonta a muchos siglos atrás, un giro en el devenir grancanario otorgaría una nueva dimensión y un panorama muy distinto a estas celebraciones insulares. Son los primeros años sesenta y la isla abre sus puertas con enormes ilusiones y esfuerzos a una nueva etapa económica, la del denominado, a partir de entonces, ‘turismo de masas’.
Son los años en los que llegan los primeros aviones con turistas nórdicos, dispuestos a disfrutar plenamente de este paraíso atlántico, primeros años sesenta en los que D. Diego Cambreleng Mesa organiza en 1961 una sugerente ‘Ciclo de Economía Canaria’, en el que ya se refiere «…a la importancia que en el orden turístico tiene el Aeropuerto de Gando, y es preciso destacar como cada día va incrementando el tráfico de esta clase…», en los que en 1962 el singular y potente proyecto Maspalomas Costa Canaria llevará el sur grancanario a todos los horizontes, en lo que, en noviembre de 1963, se celebrará el Congreso Internacional de los Skal Club, que constituirá una potente y definitivo revulsivo para el despegue turístico canario, junto con la llegada de grupos de periodistas alemanes y escandinavos para conocer in situ las importantes posibilidades de este destino. Son los años en los que el Parque de Santa Catalina pasará ser conocido como el «Catalina Park», junto a «Ripoche Street», años de los ‘chonis’ y de las ‘inglesas soñadoras’, pero también el momento en el que esa nueva oferta turística, que bebe mucho de las propuestas que Néstor Martín Fernández de la Torre había hecho tres décadas antes, pone sus ojos en las oportunidades que costumbres y celebraciones tradicionales aportan al nuevo y primigenio ‘turismo de masas’, que pronto llenará con su presencia muchas de las fiestas más atractivas de la isla.
Sin son muchas otras publicaciones turísticas, como la ‘Revista Isla’, del Centro de Iniciativas y Turismo, o periódicos extranjeros, las que a partir de entonces se referirán con bastante asiduidad a las fiestas de Teror, también hay que recordar que Elizabeth Hodkinson, en su ‘Guía Turística de Gran Canaria’, editada en 1964, con ilustraciones de artistas tan señalados como el gran pintor Antonio Padrón o el fotógrafo Francisco Rojas ‘Fachico’, al proponer una visita a Teror, que considera «…una de las más bonitas ciudades de la Isla, y la que nos recuerda más intensamente el pasado de España…», no duda en señalar, pese a ser «…un lugar muy interesante por donde deambular…», que «…la iglesia de Ntra. Sra. del Pino es generalmente el punto más interesante de visitar…», por lo que incluye una documentada y jugosa historia del templo y de las festividades que allí se celebran, añadiendo cuatro fotografías en color de la romería del Pino en esos años sesenta, señalando que es la fiesta más importante de Gran Canaria, y como desde «…todos los lugares de la Isla parten las romerías y los campos se llenan de canciones…», romerías en las que «…cada pueblo envía una ofrenda de sus mejores productos, y Teror se colma de un fervor candoroso y alegre».
También en esa repercusión exterior de las Fiestas del Pino hay que rememorar como hace sesenta años, un 8 de septiembre de 1962, el primer Hogar Canario de Sevilla, fundado ese mismo año, organizó unos actos solemnes y alegres para celebrar esta festividad tan señera e identitaria de la tierra isleña. Y le correspondió pregonarlos al ilustre escritor galdense allá afincado José Rodríguez Batllori, que, ante los micrófonos de Radio Sevilla, un 7 de septiembre de 1962, proclamaba como «…el deseo de volver, Señora, a tus plantas, es irrefrenable, incontenible…», y en aquella otra Triana, junto al Guadalquivir, con su sentir pregonero, todos parecían proclamar que querían «…volver en romería, por los caminos que desde Gáldar, por el corte de Guía hacia Firgas, nos llevan a las sombras alegres, de brisa sosegada, de arroyos claros, de jubilosa inquietud, que la nostalgia no nos permite resistir…»
Por todo ello, como ya aconteció hace sesenta años al unirse desarrollo turístico y Fiestas del Pino, tengamos también ahora en cuenta, como señala Pablo Artiles en sus ‘Estampas de los pueblos de Gran Canaria’, como en ese orbe y ambiente de reunión y romería, tan isleño y al tiempo cosmopolita, «…el factor Virgen del Pino se encuentra unido y sumado a todos los hechos importantes de nuestra historia, como si el pino santo fuera el árbol donde se posan los acontecimientos de la isla, y hubiera recogido en sus verdes gajos toda la gama de la espiritual armonía de los pueblos de Gran Canaria…», y hoy habría que añadir, que de muchas otras latitudes, pues p’al Pino también se ha ido en inglés.
Juan José Laforet. Cronista oficial de Gran Canaria
FUENTE: https://www.canarias7.es/canarias/gran-canaria/pino-ingles-while-20220908141258-nt.html