POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (HASTURIAS)
«San Antonio de Padua, el franciscano portugués que hizo, en Francia y en Italia, una carrera de predicador ultra brillante, ahora hablaría por radio todos los domingos; pero la gente sólo se acuerda de él para encontrar los objetos perdidos».
Así describe a nuestro santo de hoy Dom Philippe Rouillard OSB en su simpático libro «Diccionario de los Santos de cada día» (Edic. Oikos-Tau. Barcelona 1966).
Es verdad. A San Antonio de Padua se le invoca para solicitar su protección ante objetos y personas perdidas y frecuentemente dejamos en el olvido su intercesión para aliviar situaciones de enfermedad.
Se cuenta -y creo que el dato es históricamente cierto- que el santo paduano, cuando visitaba enfermos para ayudarlos en su dolencia, les llevaba siempre un trozo de pan, un poco de vino y otro poco de agua.
Simbolizaba con este gesto las tres sustancias materiales que se consagran en la Misa: pan y vino mezclado con un poco de agua.
De este modo, si el Pan y el Vino consagrados son alimento del espíritu; el «regalo» de pan, vino y agua al enfermo serán alimento para su cuerpo y fuente de su salud.
Esta es la historia (digamos «catequesis») que vivimos en la tarde de ayer en la parroquia canguesa de La Riera de Covadonga, cuyo párroco D. José Luis Sánchez Díaz, como ya les conté, es canónigo de la Real Basílica de Covadonga. Una Misa muy sencilla y emotiva, enmarcada en una Iglesia a la sombra de un tejo centenario, con bendición y posterior reparto de panes, vino y agua.
Yo, cristiano viejo y viejo cristiano, ya cené ayer una tortillina a la francesa acompañada de… pan, un vasín de vino y otro de agua (este para «les pastillines»).
Espero que todo ello alivie mis dolencias.
Y hoy, siguiendo la pauta de ayer, hablaremos de ROSQUILLAS DE SAN ANTONIO.
Batan muy bien 4 yemas de huevo con 500 g. de manteca de cerdo, 250 g. de azúcar, 100 g. de almendra molida y la harina que se precise para conseguir una masa que se trabaje bien con las manos.
Con porciones de esta masa se moldean unas rosquillas (más bien grandes), que se barnizan con claras batidas a punto de nieve.
Después hornean a horno medio-fuerte hasta que adquieran color dorado.
¡¡¡FELIZ DÍA A TODOS LOS ANTONIOS, ANTONIAS, TOÑOS, TOÑAS…!!!
NOTA.- En la foto, el pan, el agua y el vino benditos en la misa de ayer en La Riera de Covadonga (Asturias)