POR EL CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS), PEPE MONTESERIN
Desde tiempo inmemorial disfruto el Xiringüelu en el Cueto, a medio camino entre el prao de Las Brisas, escenario de 1940 a 1979, y el del Salceo.
En esta gira en la Casa del Aire del arquitecto Jesús A. Arango, entre otras cuestiones quodlibetales, hablamos de la palabra pánico, adjetivo que debe acompañar al sustantivo “terror” (como cerval debe ir con la palabra miedo). Pánico procede del dios Pan, que se valió del ruido para que los enemigos de Ossiris huyeran aterrados; por eso al terror excesivo e infundado se le llamaba terror pánico.
Hoy sabemos, como lo saben en Jericó, que el volumen excesivo del ruido no es infundado, rompe cristales y corazones. Y vengo a hacerme eco de las quejas de vecinos de Pravia, del entorno de la plaza Conde de Guadalhorce, aterrados por esos atronadores espectáculos en el casco urbano que, hasta altas horas, anuncian el Xiringüelu. Hubo gente que panicó. Pepe Monteserín Corrales
Fuente: https://www.lne.es/blogs/la-mar-de-oviedo/panico.html