POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Un servidor de ustedes -y por muchos años- hablará aquí y ahora de pájaros y de flores. O de cosas análogas que bien pueden ser tallos, flores y frutos de plantas.
Dejemos para mañana, como decían Tip y Coll, el hablar del Gobierno.
Ayer, los mirándanos o miruéndanos fueron nuestros protagonistas del recuerdo. Hoy, insistiendo en aquellas vivencias de niñez «postguerra», retomamos «placeres silvestres». Placeres de comida y de salud, por supuesto.
No caigamos en el error de confundir la «repoblación forestal» con el «ayuntamiento con fembra placentera» en la umbría de un bosque.
Cuando yo era nenu -¡ya llovió- e íbamos o veníamos de la escuela, o andábamos a nieros de páxaros, o yo qué sé, solíamos comer PANINOS DE MALVES que recolectábamos en los bordes de los caminos y caleyes.
La malva (Malva silvestris L.) es una planta de pequeña altura cuyas flores, acampanadas, son de un precioso color violáceo.
En muchos pueblos la llaman «malva quesera» porque sus frutos, que nosotros en Colunga llamamos PANINOS, recuerdan la forma de pequeños quesitos en porciones.
¿Saben ustedes? El refranero refiere las virtudes medicinales de esta planta con estas afirmaciones:
.- Con un huerto y un malvar, hay medicina en el hogar.
.- Un pozo y un malvar, boticarios en el hogar.
Fíjense: las hojas, en cocimiento, actúan como laxante ligero para «regularizar» el intestino; y en cataplasma ablandan diviesos y furúnculos.
Las flores, en tisana, mezcladas con hojas de eucalipto, alivian los procesos catarrales actuando como mucolíticos.
¿Y saben otra cosa? Desde unos 8 siglos antes de Cristo las hojas de malva, cocidas y aderezadas con un sofrito de ajo y cebolla, era potaje habitual entre las gentes egipcias.
Nosotros, los «nenos del 39 que no vivimos la guerra pero si el racionamiento, a disfrutar con los PANINOS de malva.
¡Y qué ricos!
Otro de los placeres «comestibles» de primavera eran los tallos gruesos y tiernos de los ESCAYOS o ARTOS, arbusto que los castellanoparlantes dicen ZARZA y los científicos Rubus fructicosus L.
Ya desde muy antiguo se sabe que estos tallos tiernos, pelados y exentos de espinas, son comestibles como verdura en ensalada y, si cocidos y aderezados con mayonesa o vinagreta, son exquisitos sucedáneos de los espárragos.
Por otra parte, la ciencia enseña que tiene propiedades medicinales muy interesantes: son astringentes, alivian las inflamaciones de garganta, boca y encías.
¿Y saben otra cosa más?
Las hojas de los escayos, secas y trituradas groseramente, se utilizaron como sucedáneo del tabaco para liar cigarrillos y fumar.
¡Cosas de la historia y de la necesidad!
Pues nada más. Son las 11 h, 45 min del día 15 de junio de 2019, festividad de Santa María Micaela del Santísimo Sacramento.
El Ayuntamiento colungués, en Pleno, está eligiendo alcalde o alcaldesa.
Yo, Cronista Oficial del Concejo, cantando aquella preciosa canción que en 1956 interpretó genialmente la genial (valga la redundancia) DORIS DAY, recientemente fallecida:
«¿Qué será, será?
Lo que sea ya sonará,
y siempre sucederá
lo que Dios querrá.»
Buenos días y feliz San Antonio en La Riera de Colunga.